Con esta clase de personajes que han aparecido tanto tiempo en pantalla (y siguen haciéndolo) me ocurre dos sentimientos encontrados, o inevitables (vete tú a saber):
- ternura o cierto cariño. Te han acompañado toda la vida, y casi los conoces como si fueran de tu familia. Una cara amable, una voz cercana...
- miedito: te preguntas, ¿este tío no envejece, o por el contrario, al verlo siempre hacer lo mismo, ¿estará bien de la cabeza?