BOB CLARK
Le toca turno a Bob Clark, malogrado realizador, muerto en accidente de tráfico, que a partir y después de “Porkys”, entró principalmente en una deriva de producciones infantiloides infames que no hace falta comentar. Hay, eso sí, alguna peli, como “Historia de Navidad (1983)”, clásico en USA y, la verdad, que muy simpática, y con apuntes mordaces. Pero lo más interesante son sus películas de “miedo y/o suspense” que prodigó en los 70, con algunos rasgos estilísticos afines entre ellas (incluso alguna que no fue dirigida por él –lo fue por un amigo- como “Deranged (1974)”) y dos de ellas, para mí, excepcionales.
LA NOCHE DE LOS MUERTOS VIVIENTES 2 (Children Shouldn’t Play with Dead Things, 1972)
No, no es secuela oficial del film de Romero, es el título que los iluminados traductores le dieron en España (el título original es, en verdad, memorable). Comedia juvenil de terror, que recuerda (adelantándose más de una década) a cierta tendencia parecida de los 80 -“El regreso de los muertos vivientes(1986)”, “Noche de miedo (1985)”, La noche de los demonios (1988)” etc-; aquí, tomando como referencia total a Romero, claro. Al graciocete líder de una pandilla no se le ocurre mejor cosa que introducirse una noche en el cementerio de un pequeña isla, profanando una tumba para hacer invocaciones demoníacas con el cadáver (y siguiendo con palurdos juegos y burlas con él). Naturalmente, al final a los muertos se les acaban hinchando las narices (y los hambrientos estómagos ) con tanta falta de respeto y tontería.
Barata Ópera Prima, la peor peli del reivindicable Clark terrorífico setentero, pero estes zombis no están mal como uno pensaría, y pese a humorismo chorras, hay el toque meta-irónico simpático que la hace visionable, hasta que llega la parte final “terrorífica”, donde el delirio cromático de iluminación y fotografía (típico de muchos low budget de la época), y el demente uso de la música y efectos sonoros, me acaban resultando extrañamente atractivos (y ojo a la turbadora y estupenda, en sí misma, última escena … no te estoy mirando Lucio Fulci (más alládonde estés)). Detalle: a un colega esa parte final le daba genuino mal rollo y hasta miedo
CRÍMEN EN LA NOCHE (Deathdream A.K.A. The Night Andy Came Home, 1974)
En el clásico relato corto “La pata de mono” de W.W.Jacobs, unos padres utilizan un amuleto mágico “de los deseos”, para rogar por el regreso de entre los muertos de su hijo, fallecido en accidente (muchos recordarán un famoso episodio de “Los Simpson”, pata de mono incluida). En el comienzo de “Crímen en la noche”, escuchamos las plegarias de una madre para que su hijo Andy vuelva con vida de Vietnam, justo cuando las imágenes congelan el frame del instante de la muerte del muchacho (no hay talismán… ¿se supone algún influjo “mágico” por coincidencia temporal de ambas situaciones?); todo con fondo sonoro estridentemente sobrecogedor, no menos que el siguiente recorrido de… por supuesto, la vuelta a casa. La película sigue donde el relato se cortaba, de forma preventiva, ante el súbito terror que asaltaba a los padres. Muchos citan la historia de Jacobs como inspiradora, aunque personalmente creo que se parece aún más al film, “El trato”, de otro escritor clásico: Seabury Quinn.
Este film es IMO la Obra Maestra de Bob Clark y un más que posible, diré que seguro, título en mi Top Ten del género terrorífico. Aunque el film funciona primariamente como un drama muy oscuro y claustrofóbico, descripción de los escombros dejados por aquella guerra en la moral americana, la disolución del núcleo familiar: de una recuperada felicidad en principio, al progresivo enrarecimiento del ambiente en la casa, la madre en su obstinación seguirá sin “ver” nada, pero el padre empezará a no aguantar el extraño comportamiento del retornado; todo lo cual no es ni extraño ni spoiler que no acabe de forma halagüeña. Drama relatado de forma perfecta, que no es óbice para que el film (y gran virtud) funcione simultáneamente y de igual excelsa manera como turbio film de género: la atmósfera siniestra, desde el prodigioso arranque pasando por el ya “accidentado” viaje de regreso del chico; Andy inquietantemente sentado a oscuras, balanceándose en su mecedora; los arranques violentos (el perrito de la familia…), toda la extraordinaria secuencia del asesinato, “el doctor y la sangre” (muy similar a una del posterior “Martin”, no por casualidad el mejor George A. Romero, para mi gusto) o el climax final, que quizá se va una pizca de las manos, pero la terrible y demoledora resolución en el cementerio bien lo vale (maquillaje de un Tom Savini en su primer trabajo). Metáfora sobre las consecuencias internas USA de Vietnam y película psicológica de ¿zombi / vampiro? conviven con soltura.
La puesta en escena de Clark consigue una recargada atmósfera sombría (“sucia” fotografía, en un buen sentido), que -como se suele decir- casi se corta con un cuchillo, con un ajustado e intuitivo gusto por la planificación “ de lo siniestro”(que se estilizó más en el inmediato film de Clark: “Navidades Negras (1974)”); y el director también narra con fuerza el maltrecho estado, las latentes cuitas, de las relaciones personales de los habitantes de la casa familiar; y sirve con eficacia a un guión apoyado por un notable reparto, en especial John Marley y Lynn Carlin (los padres), conocidos ambos por el “Faces (1968)” de John Cassavetes; y buenos cumplidores Richard Backus como Andy y Anya Ormsby como su hermana. Uno de los films de horror con carga dramática más intensa (y malrollera). Clásico a recomendar y visionar de forma inexcusable.
Curiosidad: estrenada el mismo año, “Welcome to Arrow Beach” (Laurence Harvey), relataba como un traumatizado excombatiente de La Guerra de Corea se daba a gustos caníbales en su casa junto a la playa, además con cierta casual similitud en la apariencia de ambos hombres, en alguna que otra escena. Eso sí, y pese a una siempre atractiva (IMO) Meg Foster, la película es MUY inferior a la de Clark.
NAVIDADES NEGRAS (Black Christmas, 1974) es un claro antecedente del slasher, con un extraño que se introduce en la casa de una fraternidad femenina de estudiantes en plenas vacaciones de Navidad, quedando en la casa un puñado de chicas. El film alcanza gran cota de calidad gracias a la estupenda labor de puesta en escena del director, estilizada y elegante pero simultáneamente malsana y disturbing.
La cosa empieza con cierta similitud al “Halloween” de Carpenter (aunque el parecido del film de Carpenter es aún mayor con el comienzo de “Hielo sangriento (1971)”), con alguien acercándose a la casa nocturna y oteando el interior a través de las ventanas (incluyendo parte de su cuerpo ocupando mitad del plano), para utilizar una escalera exterior e introducirse en el ático (uso aquí de algo similar a la futura steadicam). El suspense, la tensión claustrofóbica están muy conseguidos, lo mismo que la espléndida y espeluznante resolución de los asesinatos, prácticamente sin sangre –como “Halloween”- pero icónicos (ese unicornio de cristal…), todo con un mayor cariz siniestro en contrapunto a los villancicos, lucecitas y árboles de Navidad. Al asesino solo lo vemos en una oscura silueta y, solo nítidamente, sus manos y un ojo (protagonista de una estupenda escena tras una puerta). Y no se puede olvidar el potente climax final, especialmente ese famoso y terrorífico epilogo.
Los autores del film también pretenden introducir una backstory del psicópata –por medio de sus cuchilleos, audibles para el espectador, o por medio de histéricas llamadas de teléfono- , en una línea entendible en versión original, que se pierde en el doblaje. El psicópata habla de una tal Agnes, como siendo su hermana, algo muy malo que hicieron en el pasado, un bebé y un aborto. Esto hace sospechoso ante los espectadores, al novio (Keir Dullea) de la protagonista (Olivia Hussey) el cual no quiere que ella aborte.
Hay algunos apuntes cómicos, como la Lois Lane de Superman (Margot Kidder) soltando varias procacidades, y los chistes de una pareja de polis capitaneados por John Saxon; pero, por una vez, estas distensiones en el tono grave del film, no me resultan estrictamente negativas. Hay también una ligera subtrama, de una niña desaparecida en un parque, que, en principio, no parece pintar mucho, más allá de desocupar la casa o dotar de mayor incomodidad al conjunto (aunque no se desecha el sugerir que el psicópata tenga algo que ver con la desaparecida). Con todo, una excelente, magnífica película que, pese a la simpleza del subgénero, aguanta muchas revisiones, lo cual es de mérito.
ASESINATO POR DECRETO (Murder by Decree, 1979) es la más conocida por la cinefilia generalista. Siguiendo la línea de “Estudio de terror (1965)”, el film propone aunar a Sherlock Holmes con la conspiranoia más famosa que gira alrededor de la figura de Jack el Destripador. Clark acomete su producción más ambiciosa (según la ortodoxia cinéfila), bien cuidada y con reparto de “campanillas” (Christopher Plummer, James Mason, Geneviève Bujold, Susan Clark, Donald Sutherland, John Gielgud), siendo acusad a veces de ser una tv-movie correcta en su “lujo” pero fría e impersonal. Yo creo que se mantiene bastante bien en lo que es, y Clark sabe aportar de lo aprendido en sus films previos, el bagaje de género, para moverse con la cámara, con el suspense de las callejuelas nocturnas y neblinosas.