CRÓNICAS DEL CAÍDO

EL AUTOR
Juan de Dios Garduño Cuenca nace en Sevilla en 1980 y actualmente reside en Córdoba. Trabajó como soldado profesional durante dos años y ahora realiza estudios de Biblioteconomía y Archivística.
Gran aficionado a la literatura, particularmente la de terror, escribe relatos, dos de los cuales aparecen publicados en la página web relatoscortos.com, en concreto los titulados "La bestia del Tuarén" y "Un grito en la noche", siendo el primero, además, publicado en forma impresa en un libro de carácter regional distribuido en la comarca de Fuente Obejuna. También ha participado en un concurso de relatos cortos organizado por la Mancomunidad del Valle del Guadiato, quedando finalista.
Escribe la novela corta El Caído, que envía a Entrelíneas Editores, de Madrid, que deciden publicarlo.

LA NOVELA
El Caído es la localidad donde tiene lugar la acción, pero todo aficionado a la literatura de terror, además, sabe de quién se trata. Hacia allí se traslada Juan, un joven muchacho que busca un lugar lejano donde relajarse y olvidar. El Caído es un pueblecito típicamente andaluz, blanco, luminoso y tranquilo, un lugar donde cualquiera diría que nada raro puede acontecer. Pero ahí se oculta el horror.
He ahí, pues, la primera y principal virtud de esta breve novela: situar lo ignominioso en un ambiente totalmente atípico. Todos estamos acostumbrados a novelas de terror cuyo ámbito se circunscribe a caserones abandonados, noches lóbregas y tormentosas, páramos yertos donde vagan espectros descarnados... Aquí todo acontece a la luz del día, en una aldea andaluza, donde los personajes se llaman Mauro, Marta, Robles... y la cosa funciona.
Echemos una ojeada a la sinopsis que el libro ofrece en su contraportada: "Juan Robles llega a El Caído para recuperarse emocionalmente de un desengaño amoroso. Allí descubre, a raíz de una serie de extraños acontecimientos, que sus gentes ocultan un gran misterio. Ayudado por un sacerdote cobarde y una niña un tanto enigmática, el joven decide averiguar lo que esconden las calles de la pequeña aldea".
Está planteado el escenario, la situación... Juan de Dios aprovecha para desarrollarlo todo con encomiable celeridad, no por ello precipitando las situaciones, aprovechando para desarrollar unos personajes que, por secundarios que parecieran, también tienen su interés. Ahí podemos percibir la influencia de uno de los autores favoritos de Garduño, Stephen King, el Stephen King más hábil que otorga una ligazón emocional a sus personajes y donde cada hecho del pasado tendrá su reflejo argumental en el futuro. En una reciente entrevista (1), Garduño declara: "Pensaba que me iban a faltar las palabras para describir la tensión de la trama", un temor que, inevitablemente, asalta a todo escritor; sin embargo, si algo caracteriza a Garduño es la capacidad para encontrar las palabras justas y precisas para situar al lector en medio de su atractiva trama.
No hay, pues, paja para rellenar páginas con situaciones baldías, sino situaciones que inevitablemente conducen una a la otra hasta un final consecuente, inteligente, bien pergeñado. Y donde pudiera parecer que la historia ha finalizado, Garduño prosigue unas pocas páginas más, rematando la trama con un hálito poético hermoso, poderoso, intenso.
El libro tiene un defecto que a su vez supone una virtud. En una época donde parece que sólo funcionan las obras compuestas de tetralogías, los tochos amplios e interminables, la novelita (dicho sin sentido peyorativo, obvio es, sino por su tamaño) de Garduño, en unas escasas 68 páginas va directa al meollo, es breve, intensa, rápida. A mi juicio, unas veinte páginas más no hubieran estropeado el resultado, no habría inflado innecesariamente una trama que se sigue con interés.
Es, como decíamos al principio, el primer libro publicado por Garduño, y confiamos que no sea el último. Pese al tono un tanto despectivo con que denunciamos líneas más arriba las sagas interminables, sí sería de desear encontrarnos a Garduño frente a una novela de trescientas o cuatrocientas páginas, con profusión de personajes y situaciones, con el ritmo y la habilidad en desarrollar personajes que le caracteriza. Bien pudiera ser, entonces, la confirmación de la gran esperanza macabra de la literatura de terror española que estas breves páginas presagian.


Puede que el articulo os suene, pues ya fue presentado en la página web "La casa de Kruela".