A pesar de tener un argumento más propio del binomio ochentero Zucker/Abrahams, dejando casi como protagonista a Pryor e intentar convertirla en una parodia, el desdoblamiento dark side del superhéroe y esa escena donde la súper máquina transforma en robot a Vera Webster, son más que suficientes para catalogarla MUY por encima que la infumable cuarta parte.