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Tema: Revisitando a Ingmar Bergman

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    Predeterminado Re: Revisitando a Ingmar Bergman

    Segundo largometraje de Bergman, Llueve sobre nuestro amor, de 1946. Al igual que en el primero, Bergman parte de materiales ajenos (nuevamente una obra de teatro), e incluso en este caso comparte el crédito del guión con otro guionista. Quizá todo ello sirva para justificar que estamos ante uno de los films más impersonales de Bergman, un drama romántico no demasiado inspirado.

    La acción, tal como sucedía en Crisis, arranca de forma teatral, sin disimular el carácter de representación que va a tener la película. En este caso se inicia con un plano general en picado que muestra una serie de personas esperando el autobús con los paraguas abiertos, ya que cae una persistente lluvia. El autobús recoge a los viajeros, pero uno de ellos se queda en la parada. Ahora, en plano medio, ese hombre, que se protege de la lluvia con un paraguas negro, se dirige a cámara y presenta la historia que vamos a ver. La historia nos cuenta las tribulaciones de una pareja de jóvenes desamparados (él acaba de salir de la prisión; ella quiere regresar a su pueblo después de haber fracasado su intento de estudiar arte dramático en la ciudad). Quizá valga la pena recordar que, a diferencia de otras cinematografías europeas, en Suecia no se podían reflejar las duras condiciones sociales de la posguerra porque se mantuvo neutral, por lo que su descripción de la miseria resulta menos condicionada por la época, algo más abstracta. No vamos a ver mutilados ni traumatizados por la guerra, ni un paisaje devastado por las bombas, aunque el argumento hubiera podido dar lugar a un film neorrealista en Italia (por la base argumental, pero no por el tono ni la estética del film). También resuena cierta afinidad con los argumentos del cine norteamericano situados durante el período de la Gran Depresión.

    La pareja se conoce fortuitamente en la estación. Cuando la chica pierde el tren, él le ofrece la oportunidad de pasar la noche juntos en un albergue de acogida. Sin demasiados forcejeos, acabaran en la cama manteniendo relaciones sexuales. Deciden seguir juntos y después de vagar por paisajes desoladores, con viejos almacenes, zonas industriales y vías de tren, se refugian en una casita abandonada. Pero durante la noche aparece el propietario que, después de una pequeña trifulca, con intervención de la policía, se adviene a alquilarles la casa. El chico, David, empieza a trabajar en un negocio de plantas. Los vecinos (una vieja metomentodo y un par de vendedores ambulantes amigos de lo ajeno) actuarán como elementos humorísticos para aliviar el contenido dramático.

    La narración se verá punteada por rótulos introductorios, potenciando el carácter de artificio, de representación. El tiempo pasa y descubrimos, al mismo tiempo que David, que ella, Maggi, está embarazada de una relación pasajera (ni siquiera sabe el nombre del padre de la criatura). David se va, trastornado, pero la conversación con un hombre enfermo en un bar (mientras suena la macha nupcial de Wagner), y la nueva aparición del narrador, que le advierte del peligro de quedarse solo, le hace recapacitar y aceptar el ofrecimiento de comprar la casa donde viven (en una curiosa secuencia de aire mefistofélico, en que el propietario aparece rodeado de gatos).
    Pero los intentos de casarse chocan con la burocracia y, además, Maggi ha de dejar temporalmente la casa porque las autoridades no lo consideran seguro (ella se va a una casa en la ciudad). Las cosas se complican: David pierde el trabajo, acusado de robo, y Maggi da a luz un niño muerto. En la habitación del hospital David vuelve a encontrar al misterioso narrador, que le recrimina que parece aliviado por la muerte del niño.
    Pasamos al verano y la pareja está recuperada y feliz. Aparece un funcionario que les comunica que la propiedad será expropiada para construir fábricas. Se desencadena una discusión, de carácter humorístico, hasta el punto que David echa al funcionario a patadas. Por cierto, este empleado público está encarnado por Gunnar Björnstrand (en su primera de las muchas colaboraciones con Bergman), en un tono marcadamente cómico, caricaturesco.
    Finalmente, David es denunciado y juzgado por robo y por agresión al funcionario. La secuencia del juicio resume toda la película. Por la sala pasan como testimonios todos los personajes. El narrador vuelve a aparecer encarnando ahora al abogado defensor. Su intervención da la vuelta a los argumentos del fiscal y consigue la absolución de David, aunque una triquiñuela del propietario de la casa lo lleva a perder su hogar. Al marchar se cruzan con el narrador que les entrega el paraguas y les avanza que va a empezar a llover. Y así es. Bajo la lluvia, sin tener a donde ir, la pareja se aleja, preguntándose quién es ese hombre. Ella dice: “tal vez un ángel”. La cámara los encuadra en plano general bajo un intenso aguacero, pero sonrientes, juntos, acompañados por un perro fiel que recogieron al inicio de la película. La vida continua (este mensaje también estaba presente en el final de Crisis).
    En especial la secuencia del juicio, y las diversas apariciones del narrador, con su misterioso aire angelical, recuerda, cómo no, el cine de Capra. Hay de fondo un optimismo vibrante, una lucha por la dignidad y por lo justo de las segundas oportunidades, una denuncia de la hipocresía social, todos ellos elementos que podríamos rastrear en la obra del director de origen siciliano. Pero, aunque Bergman dosifica con bastante buena mano el humor y el drama (algo también muy capriano), el resultado está lejos de ser satisfactorio.

    En el capítulo actoral cabe destacar la presencia de Birger Malmsten, encarnando a David, el protagonista. Malmsten aparecerá en varios de los largometrajes de Bergman de la década de los 40. Su rostro destacará en sus siguientes producciones.



    Además, como ya hemos destacado, aparece por primera vez Björnstrand (quizá el actor bergmaniano por el que tengo mayor simpatía).

    Sobre la edición de Manga Films: aceptable sin más, con numerosos defectos de celuloide, pero que no impiden seguir la película. El sonido, como es habitual, presenta un cierto ruido de fondo.
    Última edición por mad dog earle; 07/04/2015 a las 11:02
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