Ya en los años 30, la actriz Hedy Lamarr aparecía de esta guisa en la película checa Éxtasis (1933):







Y en el cine americano (antes de que el código Hays se mostrara más implacable), cineastas como Cecil B. DeMille no se quedaban atrás, dando rienda suelta a la lubricidad, como demuestran algunas imagenes de su película El signo de la cruz (1932):