Si es que los consoladores tienen mucha parroquia aunque no lo parezca. Incluso en España se vendían por correo al final del franquismo. En los anuncios por palabras de algunas publicaciones se presentaban como un aparato para dar masaje, espacialmente en cuello y cervicales. Salía el dibujo de una joven pasándose un vibrador blanco enorme por el cuello, con cara de relax.