Doe Lecter, excelente crítica, me ha encantado lo que señalas, como Guadagnigo ha lograda una máquina perfecta formada a base de entrenamiento corporal (se nota que los intérpretes se lo han currado - no es Wimbledon, donde Ni Dunst ni Bettany parecía que estaban jugando, precisamente en Wimbledon-) virguería visual (correcto, en más de un momento casi sentimos un pelotazo), montaje y música, toda encaja y salen escenas tan dinámicas como todas las de los entrenamientos o los partidos. Además, cambiando solo el aspecto musical -usando un temazo cantado por Caetano Veloso- y siendo patente otro tipo de entrenamiento de los actores -ahora el entrenamiento es interpretativo- obtenemos una secuencia al principio tan sencilla -en principio, que ahí hay más tiro de cámara medido al milímetro y montaje elaborado- como una charla marital, pero que termina siendo algo tan sensual, creíble y realista, como en el fondo desgarradora.
Saludos