Yo más bien creo que es un guiño a la manera como tenía Hitchcock de dar "color local" a sus películas, siguiendo aquella pauta que contaba el maestro inglés de que si estás en Suiza has de jugar con los relojes y el chocolate (o algo parecido). ¿Qué mejor para unir los Estados Unidos de los protagonistas con el París de la acción que la Estatua de la Libertad? Además, el simbolismo de la estatua de marras siempre queda bien en un enfrentamiento entre el mundo occidental y sus enemigos, en este caso unos presuntos terroristas o espías del mundo árabe. Ahora bien, como también solía hacer Hitchcock, hay una cierta ironía en el hecho que ese símbolo de la libertad sirva para esconder un detonador de armas nucleares o que la resolución del film, nada edificante, transcurra ante la réplica parisina de la estatua neoyorquina. Es un buen apunte crítico, junto con esa imagen de un París más bien feo, gris y sucio.