A mí me pareció un regreso muy digno de la saga, que entre tanto remake o precuela de clásicos del terror aparezca una cuarta entrega que es fiel a sus orígenes y que tiene un fuerte mensaje anti-remakes y anti-redes sociales se merece un aplauso.
Wes Craven y Kevin Williamson consiguen recuperar a sus queridos personajes y meterlos de lleno en un nuevo e intrigante caso donde todos son sospechosos. Con un Ghostface más sanguinario y manteniendo la autoparodia del cine de terror y los comentarios del cine dentro del cine.
Yo me lo pase pipa en el cine viendola,y lo volvería a repetir. Una pena que fuera un fracaso y, encima de las peleas entre Kevin Williamson y los productores Bob y Harvey Weinstein, la idea de una quinta entrega siga en el aire (espero que no vuelvan a esperar 11 años desde la última película).