Hace unos 20 años en mi primera visita a Londres me quedé asombrado de lo bien que entendía a los ingleses y podía defenderme con mi paupérrimo inglés.
Hace un par de semanas realicé mi segunda visita. No entendía nada, ahora hablan como ametralladoras y cerradísimo. Evidentemente al oírme chapurrear su idioma se quedaban mirándome como si fuera un extraterrestre. Suerte de mi hijo para comunicarnos…
Lo que más pronuncié fue “please, slowly…” y acompañándome de un movimiento de manos adecuado a la frase.

En resumen… “sorry for my bad English”.
Que fatal, vamos.