Es un producto como los de siempre. Con la diferencia quizá de que el inicio es algo más prometedor.

Pero me tiene hasta los mismísimos estas historias de confabulaciones mundiales en las que aparentemente está metido todo el aparato del Estado americano en las que, por arte de birlibirloque todo queda centrado en dos o tres mercenarios y un senador aislado que reciben su merecido y se acabó. El Estado de derecho prevalece y todos tan ricamente. Sobre todo es palpable en esta película porque el guión es completamente mentiroso. No sé cómo se puede interpretar esto como una crítica al gobierno americano, la verdad.

Qé diferente de el final de Los Tres Días del Cóndor o de The Parallax View, o de la más reciente Syriana. Debe de ser que no son momentos para dejar que la huella de la sospecha penda de la Administración y eso la Industria lo sabe.