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TV Spot
AVISO: El trailer cuenta demasiadoMejor parad a la mitad
¡Me ha encantado!Pinta fenomenal
Lo que me he podido reír cuando llega ella y los ve "caracterizados"
Hombre, yo siempre tengo un nudo en la garganta con las pelis de este hombre. Ufff, con el final de "Once" lloro lo que no está escritoY en "Begin Again" en varios momentos me pasó algo similar. De todos modos, si fuese sólo una feel-good movie, bienvenida sea
Lo de Bieber es broma ¿Verdad?
Eso es
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"El único modo de ser feliz es amando. Si no sabes amar, tu vida pasará como un destello" - The Tree of Life
Lo de Bieber es un referente gráfico extremo, por así decirlo. Aunque para ser justos, hay que decir que el último disco de Justin tiene temas bastante potables (y comerciales, obviamente).
En lo de, al menos, una feel-good, pues mira, tienes razón, pero yo prefiero, a poder ser, una feel-very good![]()
Mi blog: www.criticodecine.es
"El único modo de ser feliz es amando. Si no sabes amar, tu vida pasará como un destello" - The Tree of Life
"¿Qué importa como me llame? Se nos conoce por nuestros actos."
Listado de canciones de la Banda Sonora
1. Rock n Roll Is A Risk - Jack Reynor
2. Stay Clean - Motörhead
3. The Riddle Of The Model - Ferdia Waish-Peelo
4. Rio - Duran Duran
5. Up - Ferdia Waish-Peelo
6. To Find You - Adam Hunter
7. Town Called Malice - The Jam
8. Inbetween Days - The Cure
9. A Beautiful Sea - Ferdia Waish-Peelo
10. Maneater - Daryl Hall, John Oates
11. Steppin' Out - Joe Jackson
12. Drive It Like You Stole It - Ferdia Waish-Peelo
13. Up - Ferdia Waish-Peelo
14. Pop Muzik - M
15. Girls - Ferdia Waish-Peelo
16. Brown Shoes - Ferdia Waish-Peelo
17. Go Now - Adam Levine
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Podríamos decir que Carney ha cerrado con esta película lo que sería su trilogía de la música. Ya contó las andanzas de un cantante dublinés que sueña con ser profesionalmente un músico (Once). Años más tarde nos adentró en el mundo de las discográficas para mostrarnos cómo una joven, recién instalada en NY -lo que sería Londres para el protagonista de Once- era descubierta por un productor musical (Begin Again). Y ahora, nos trae la última etapa que le faltaba: La infancia. El comienzo de todo. Como si fuera una precuela espiritual de las otras dos; y por ello sitúa la acción en los años 80. Pero no solo se centra en lo que sería la formación de la banda, sino también en el primer amor, en las amistades, en las influencias musicales que tuvieron miles de jóvenes en aquella época, en las relaciones familiares, en el catolicismo impregnado en la sociedad... y en ese sueño que miles irlandeses tenían: emigrar a UK.
Lo que más emocionaba de John Carney era esa fusión entre drama y música que hacía emocionarte. Ha sabido establecerse en la comedia creando personajes de los más caricaturescos -algo así como lo que hizo Linklater con la genial Todos queremos algo-. Te saca muchas sonrisas y te llega a conmover, pero prefiero sus otros dos trabajos.
7/10
Qué gusto de película. Maravillosa. Fresca. Positiva. Se siente auténtica y resulta emotiva. Se vive sencilla, se siente sin ínfulas, y se disfruta despejado en todo momento. Es poco común acertar de esa forma, cuando otras producciones se preocupan de lo contrario, de hacer parecer complicado lo simple. “Sing Street” es virtuosa.
A estas alturas puedo considerarme admirador de John Carney, disfruto mucho de sus películas, y me encanta la sensación que te dejan después de verlas. Con ellas acabo un poquito más ligero, me dejan poso, pero este no es de plomo sino de helio. Bueno, quizás el caso de “Once” se distancie un poco en ese sentido.
“Sing Street” es jovial cien por cien. No pueril, jovial. Nos traslada a nosotros mismos, a una parte de nosotros. Por supuesto al recuerdo musical, para el que lo tenga, pero sobre todo a un estado mental de iniciación enérgica y soñadora, de descubrimiento y autodeterminación. Una lucidez ilusionante, nostálgica y romántica. Un canto al lado bueno de la ingenuidad. Y por supuesto un empujón hacia delante, a correr como si hubieras robado algo, a ese “futurismo” del que habla el protagonista, que no mira atrás.
“Sing Street” celebra la adolescencia como un mundo de posibilidades desde la inocencia ante la adversidad. La familia desestructurada, los problemas económicos de una sociedad irlandesa que aspira llegar a Inglaterra, los matones de instituto, la mano dura en la educación católica, incluso las chicas guapas que se van con tipos mayores… un contexto más que creíble para explicar esa ansiedad por saltar las barreras y huir de todo. Sueños de juventud que tan bien se han llevado siempre con la música generacional.
La calidad de la música supongo que es un debate a parte, por eso de los gustos personales, pero como esto es mi opinión: “Sing Street” nos deleita con un gusto musical exquisito, que se funde en los latidos de una historia con corazón. Una historia que no innova nada, que es previsible, pero que goza de la personalidad y el espíritu del buen cine. No hace falta conocer la época, ni los grupos y sus canciones para que estos alimenten el relato de manera efectiva y afectiva, dando en la diana siempre, contagiando como solo la música puede.
Las interpretaciones están todas fenomenales, pero lo más destacable diría que es Ferdia Walsh-Peelo, un grato descubrimiento el de este joven actor, y del que espero siga transmitiendo la espontaneidad natural que logra en la obra de Carney. La chica está bien, muy acertada, pero no me llama tanto la atención como el protagonista. Y el hermano, Jack Reynor, es un fantástico personaje, “maestro de nada”, pilar fundamental de ternura creíble, transmitiendo lecciones de vida, ejercitando la labor de guía musical y espiritual. Todo bondad.
Es curioso como una película sobre la formación de un grupo de música en un lugar y época específicos, tan apoyado en las propias canciones que suenan, transciende lo musical y habla de una forma tan entrañable del amor, los sueños y las dificultades cuando se es “tan pequeño”. Empatía pura. Una “very feel-good movie” en estado de gracia, que no evita el drama, sino que lo usa como motor de motivación y se enriquece con ello de manera desinhibida, nada cursi o sensiblera, sintiéndose sincera. Un humor distendido, el de la vida real, no el humor alocado de las comedias. Pocas veces una película llena de quinceañeros se vio tan cercana y significativa para una mirada adulta. No me canso de alabar como eleva la simpatía a romanticismo, en el más amplio sentido de la palabra.
Y un final emocionante, bonito y con mucho significado.
Irresistible. Recomendadísima.