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A mi una de las que mas me gusta es su aparición inicial en el restaurante, con ese vestido verde haciendo contraste con el fondo rojo... son maravillosos esos planos.
En mi colección de BSO está por supuesto la película antes mencionada con Tyrone Power, además lo tengo en vinilo y en cd.
A mi la música de piano siempre me ha resultado muy agradable.
Barbara Bel Geddes (1922-2005) fue una de las actrices de primera línea más afectadas por la Caza de Brujas de McCarthy.
En su segunda película logró una nominación a los Oscar en 1949 por su papel de hija de Irenne Dunne (otro pedazo de actriz, tristemente olvidada - salvo que indocumentados como cinefilototal o servidor hagan un miniciclo sobre ella... -) en NUNCA LA OLVIDARÉ de George Stevens, su primer largometraje después de su traumática experiencia durante la Segunda Guerra Mundial.
- Otro ciclo que tengo pendiente, el de Capra/Stevens/Wyler... -
A continuación intervino en tres espléndidas películas, el western BLOOD ON THE MOON (1948), junto a Robert Mitchum, el melodrama mencionado por el amigo cinefilototal (ATRAPADOS (1949)) y la muestra de cine negro PÁNICO EN LAS CALLES (1950) con Richard Widmark y Paul Douglas.
Después de eso el film colectivo FOURTEEN HOURS (1951) - donde coincidiría con una jovencísima Grace Kelly - y luego el vacío...
... hasta DE ENTRE LOS MUERTOS (1958), un título ciertamente profético en su caso.
Por cierto, para el día 5 de junio se anuncia una nueva edición en BD, remasterizada y con nuevos extras, de ATRAPA A UN LADRÓN (1955).
Quiero recordar que la anterior, de 2012, tenía una calidad francamente buena.
Casualmente en mi comentario de VERTIGO he tomado como referencia la citada película por el creativo (más bien fundamental) uso del color verde.
Otra escena maravillosa. Y fijáos que existe un paralelismo absoluto entre una y otra: en ambas, se trata de ver la reacción de Scottie al contemplar a Madeleine. En la primera, en el restaurante, es la primera vez, pero en la segunda, en la habitación de ella, es como si fuera una nueva primera vez.
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Cuando leí la noticia de la nueva remasterización de Atrapa a un ladrón, creí que se trataba de un error y colocarían el disco remasterizado de 2011, que es muy bueno. Lo que pasa es que en USA, llevaba muchos extras que aquí no traspasaron el charco (venía pelado).
Pero vista la comparativa, es cierto la nueva remasterización, pero en mi opinión no se si para mejor. Veo más luminosidad, pero veo pérdida de grano significativa (a mi me gusta el grano cinematográfico, en contra de otra gente) y además, hay un viraje azul donde antes era verde. Parece otra película. No se, no se.
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SCOTTIE: I loved you so, Madeleine
o
REVISANDO LA FILMOGRAFÍA DE SIR ALFRED HITCHCOCK (1899-1980) / PARTE XLIV:
45. VERTIGO (1958, DE ENTRE LOS MUERTOS)
Director: Alfred Hitchcock.
Producción: Alfred J. Hitchcock Productions, Inc.
Distribución: Paramount Pictures Corp.
Productor: Alfred Hitchcock.
Productor adjunto: Herbert Coleman.
Guión: Alec Coppel y Samuel Taylor, basado en la novela “… d’entre les morts” de Pierre Boileau y Thomas Narcejac (París, 1954).
Dirección artística: Hal Pereira y Henry Bumstead.
Fotografía: Robert Burks (en Technicolor y VistaVision).
Asesor de color: Richard Mueller.
Música: Bernard Herrmann.
Montaje: George Tomasini.
Reparto: James Stewart (John “Scottie” Ferguson), Kim Novak (Madeleine Elster/Judy Barton), Barbara Bel Geddes (Midge Wood), Tom Helmore (Gavin Elster),
Duración: 2h 08 27 s (Copia en BD editada por Universal en 2013).
Rodaje: del 30 de septiembre al 19 de diciembre de 1957.
Estreno: 28 de mayo de 1958, con preestreno en San Francisco, California, el 9 del mismo mes.
Recaudación: 3.200.000 dólares (Variety, 7 de enero de 1959).
Difícil, por no decir imposible, encarar un comentario acerca de la que seguramente pueda considerar no sólo como la gran obra maestra de su director sino como una de las películas fundamentales de la Historia del Cine.
Es más, DE ENTRE LOS MUERTOS tal vez sea mi película favorita entre los miles y miles de títulos que pueblan mis ya cansadas retinas y es un lugar además que no ha variado un ápice desde que tuve la fortuna de verla por primera vez, allá por los años ‘80, en la Facultad de Ciencias de la Universidad del País Vasco, en Leioa, Bizkaia.
Porque sí, fui uno de los afortunados que pude verla primero en pantalla grande (aunque no, lógicamente, en la versión restaurada que podemos disfrutar hoy en día tanto en DVD como en BD) y no en la televisión, salvo que mi cada vez más mermada memoria me gaste una jugarreta.
Y es que me resulta imposible concebir la idea de haberla podido ver en la pequeña pantalla, en formato cuadrado y en blanco y negro.
Aunque no deja de ser curioso que la película empiece con el logotipo de la Paramount precisamente en blanco y negro…
Quizás un adelanto de la importancia del color y del uso que de él va a hacer el director a lo largo de toda la película. De hecho, si no se me tuercen las cosas, me gustaría hablar con cierta profundidad del cromatismo elegido por Hitchcock no sólo en el vestuario (especialmente el de Madeleine/Judy) sino también en el de los decorados, ya sean naturales o creados ex profeso en el estudio de la Paramount.
Un inicio absolutamente hipnótico, no sólo por los magníficos títulos de crédito diseñados por el gran Saul Bass (1920-1996) – el último eslabón que faltaba en la cadena Bass/Burks/Head/Herrmann/Tomasini, el mejor equipo con el que contaría el director británico a lo largo de toda su carrera – sino por la maravillosa banda sonora de Bernard Herrmann, que para mí es la más hermosa que se haya compuesto jamás para una película (junto con la de MARNIE, LA LADRONA, la última pieza maestra de Hitchcock y una obra con la que mantiene muchos puntos de contacto).
Y un rostro de mujer anónimo dado que no es el de Kim Novak (en ninguna de sus dos encarnaciones), ni el de Joanne Genthon (la Carlotta del retrato), ni siquiera el de la hija del propio director, Pat. Pongo mi honor en ello.
No deja de ser paradójico que la película de Hitchcock más pausada, de ritmo más moroso, más envolvente, tenga un inicio tan trepidante y que recuerda al de sus grandes thrillers (como veremos en la siguiente entrega del coleccionable, la maravillosa CON LA MUERTE EN LOS TALONES) y que además tendrá una importancia capital en el nudo gordiano de la trama.
Y no deja de ser igualmente curioso que si DE ENTRE LOS MUERTOS principia con esa mano que le tiende el policía al apurado Scottie (James Stewart), CON LA MUERTE EN LOS TALONES finaliza con esa misma mano que el falso señor Kaplan (Cary Grant) le tiende a Eve (curiosamente, Eva Marie-Saint) y que casi parece un guiño burlón a la anterior gracias a ese genial giro que le da el maestro.
La muerte del policía será la primera de las tres que jalonarán la historia y que le supondrán a su protagonista, el mismo número de traumas (aunque del último seguramente jamás llegará a recuperarse).
También será la primera vez que Hitchcock use el efecto “zoom out and track in” diseñado por Irmin Roberts y que será uno de los sellos de identidad de la película.
Como voy a intercalar el tema del color a lo largo del comentario dado que creo que Hitchcock lo usa con una intencionalidad más profunda de lo que podría parecer, ese inicio es una de las escasas veces en las que podremos ver el color azul.
Como veremos a lo largo del mismo o al menos esa es mi intención, aunque espero que eso no implique un comentario más prolijo de lo habitual (y que por motivos de salud me veo obligado a escribir por etapas y en varios días), los colores más determinantes en la historia serán el rojo y el verde. Pero también el gris (por el que Hitchcock parecía sentir una especial debilidad al vestir a sus heroínas no sólo de dicho color sino con trajes idénticos – Doris Day en EL HOMBRE QUE SABÍA DEMASIADO, Kim Novak en la película hoy comentada, Tippi Hedren en MARNIE, LA LADRONA -) e incluso los opuestos, el blanco y el negro.
- Por cierto y antes de que se me olvide (ese es el problema de tener tantas cosas de decir y el hecho de contar de un espacio limitado para ponerlas en claro) me gustaría mencionar que esa escena de la persecución en los tejados me trae a la memoria aquella otra del final de la estupenda ATRAPA A UN LADRÓN, donde además la misma estaba bañada de un bellísimo y atmosférico color verde, un color que será determinante en la puesta en escena de DE ENTRE LOS MUERTOS, en concreto en dos momentos capitales: cuando Scottie habla con Judy en la habitación de su hotel y empieza a forjarse en él la idea de reconstruirla a imagen y semejanza de Madeleine y cuando ésta vuelve “de entre los muertos” una vez se haya transformado en el amor soñado, perdido y reencontrado de Scottie. -
El personaje de Midge, encarnado maravillosamente por la deliciosa (y represaliada) Barbara Bel Geddes, no sólo sirve de confidente a Scottie sino que pronto sabremos que está secretamente enamorada de él.
Si antes he subrayado (¿no os habíais fijado?) la cifra tres (después de la imagen de Cary y Eva) ello es debido al hecho de que al igual que durante la película se producen tres muertes, también son tres las historias de amor (todas ellas frustradas) que se desarrollan ante nuestros ojos:
- la de Midge por Scottie (unívoca)
- la de Scottie por Madeleine (biunívoca)
- la de Judy por Scottie (unívoca)
Ninguna de ellas tendrá un final feliz y las dos últimas en concreto concluirán primero con la muerte de la mujer soñada y luego con la de la mujer recreada.
Con sólo unas pinceladas, una simple mirada, Hitchcock nos habla de ese amor imposible que siente Midge por Scottie dado que éste sólo la ve como una buena (yo diría que excelente) amiga.
- Por cierto, esa alusión a que a Scottie sólo le queda un día para que le quiten el corsé recuerda al inicio de otra de las grandes obras maestras del director, LA VENTANA INDISCRETA, con Stewart esperando que le quiten la escayola de su pierna rota. –
Midge, diseñadora de lencería, tiene sobre su mesa de dibujo un sostén de color rosa…
… idéntico color al de la ropa interior de Madeleine como podremos comprobar en la escena posterior a su rescate en el piso de Scottie.
- Ya os decía yo que le iba a sacar juego al tema del color… -
Aquí curiosamente he pillado un gazapo que no había visto (más bien oído) hasta ahora y es que teniendo en cuenta que Midge es claramente más joven que Scottie difícilmente podrían haber ido juntos a la facultad y por tanto conocer a Gavin Elster (Tom Helmore, la maquiavélica mente maestra que mueve todos los resortes de la trama y que, recordemos, sale indemne del asesinato de su propia esposa), quien todavía parece mayor que el ex detective.
Hitchock logra que el personaje de Midge, o más bien la relación de amistad que existe entre ambos, tenga importancia en la trama y que la misma no quede sepultada por esa historia de amor “más grande que la vida” (como aquella maravillosa película del gran Nicholas Ray) que es la que se da entre Madeleine/Scottie/Judy.
En una (otra) maravillosa escena veremos que Scottie no ha superado todavía su miedo a las alturas (y donde Hithcock volverá a usar el efecto creado por el citado Roberts) y nos muestra esa doble sensación, de desamparo por parte de él y de protección (y algo más) por parte de ella.
El breve cameo de Hitchcock nos servirá de antesala a la entrevista entre Scottie y su viejo compañero de facultad, Gavin, una oficina en la que el rojo y el marrón son los colores dominantes y donde vemos una de esas tomas cenitales que el director suele insertar en momentos puntuales e importantes de la historia, normalmente para acentuar el dramatismo, aunque al contrario que en otras ocasiones el protagonista se encuentra abajo del encuadre y no arriba o centrado, como suele ser habitual.
Aquí también el director deja caer una pista bastante clara de las intenciones de Gavin cuando éste le comenta a Scottie que todo lo que posee es propiedad de su esposa.
La historia que Gavin le cuenta a Scottie acerca de su mujer nos recuerda a uno de esos cuentos que la bella Scheherezade le narraba cada noche al sultán y de igual forma le engatusará en una trama que parece tomada de la de una novela gótica.
Scottie accederá a conocer a la misteriosa esposa de Gavin que todavía no tiene nombre.
La escena en el famoso restaurante Ernie’s me parece una de las más bellas que jamás se hayan rodado.
No sé qué admirar más, si la (no) mirada furtiva de Scottie cuando Madeleine se acerca a él y se para, la maravillosa música de Bernard Herrmann (que todavía me pone la piel de gallina) o la bellísima idea de que cuando el rostro de ella (lateral, no olvidemos este apunte porque luego lo retomaré) está junto a él el fondo, de un profundo color rojo, se ilumina como si fuese una auténtica aparición.
Pocas veces he podido ver en el cine una forma más hermosa el enamoramiento instantáneo, lo que es un auténtico flechazo, como el que sufre Scottie al vislumbrar (ojo, ni siquiera ver) a Madeleine.
Scottie, lógicamente, aceptará el encargo de su amigo y se convertirá en la sombra de la misteriosa mujer.
Y eso le llevará de la floristería donde ella comprará un ramillete de flores (y donde lleva ya el famoso traje gris que antes mencionaba – y que la actriz detestaba -), pasando por el cementerio de la Misión Dolores donde se detiene ante una tumba (una escena rodada envuelta en una misteriosa niebla que el director usará también más adelante para acentuar el aspecto onírico de la trama), la de Carlotta Valdes (1831-1857) y más tarde el Museo “Legión de Honor” donde se sentará delante del retrato de una joven y donde Scottie se dará cuenta que el ramillete que ella compró es exacto al del retrato e igualmente que el peinado de ambas, como un remolino (uno de los motivos recurrentes de la película, desde las imágenes que ilustran los títulos de crédito hasta la escalera de caracol donde tiene lugar el momento más impactante de la misma), es idéntico.
Y aunque Hitchcock nos muestra el retrato al completo, incluido el collar que luego tanta importancia tendrá, pasa como de puntillas sobre el mismo.
Allí Scottie conocerá el nombre de la mujer del retrato: Carlotta.
La llegada al Hotel McKittrick y la desaparición de Madeleine parece otorgarle al personaje una cualidad casi irreal, como de alguien soñado, algo que Hitchcock se encargará de remarcar varias veces y que podría servirnos como explicación de la segunda parte de la película si no fuese por cierto flashback…
Con la ayuda de la siempre dispuesta Midge, Scottie visitará a un amigo de ésta, dueño de una librería de antiguo y donde conocerá más detalles sobre la vida de la pobre Carlotta y su trágico final.
Aquí además Hitchcock yuxtapone inteligentemente la progresiva dramatización de la historia con la pérdida de la luz natural de forma que cuando el anciano termina su relato casi estamos a oscuras. Y lo más curioso es que cuando los dos salen de la librería la luz vuelve a inundar la misma…
De nuevo veremos el papel de Midge como confesora de los secretos de Scottie y también los celos que parecen nacer en ella.
Un Scottie incapaz de escapar de la tela de araña que tan inteligentemente ha urdido Gavin se dejará embaucar todavía más por éste y especialmente cuando sepa que Madeleine es descendiente de Carlotta, más en concreto su biznieta.
A pesar de la mención a las joyas que ella heredó y que pertenecieron a Carlotta, Hitchcock de nuevo vuelve a esquivar el hecho de mencionar el collar que será clave en la resolución (al menos por parte de Scottie) de la Madeleine renacida.
Scottie seguirá a Madeleine allá donde vaya y finalmente llegará la escena que servirá de punto de ruptura del relato o si se quiere de la irrupción de ella en el mundo real de él.
Me refiero, por supuesto, al intento de suicidio de Madeleine junto al Puente Golden Gate.
Si antes he mencionado la escena del restaurante como uno de las cumbres del cine romántico de todos los tiempos, lo que viene a continuación lo iguala o incluso lo supera.
Esa panorámica donde vemos la ropa interior de ella (rosa, como el sujetador que estaba encima de la mesa de dibujo de Midge, ya os lo decía…), su súbito despertar cuando suena el teléfono (y ve – y vemos – que está desnuda bajo las ropas de cama) y cuando ella sale “de entre los muertos” (por primera vez) con la bata de un profundo color rojo y descalza – sin duda una de las presentaciones más hermosas de un personaje femenino de toda la historia del Séptimo Arte -, la mirada de él (antes era la no mirada, ahora sí lo es) y cuando por fin (¡después de 45 minutos!) oímos su dulce voz, es un momento impagable cargado de un exacerbado romanticismo.
La forma en la que entablan relación y vemos el rápido proceso de enamoramiento (ahora real, antes imaginario) está tratado con una delicadeza casi desconocida en la obra del británico (sólo en MARNIE, LA LADRONA, alcanzará un grado semejante como espero comentar cuando lleguemos a ella).
Y pese a la diferencia de edad entre ambos actores (él nacido en 1908, ella en 1933) la química entre ellos es perfecta. Y creo además que no sólo Kim Novak está absolutamente arrebatadora con el pelo suelto, que la hace más juvenil todavía, sino que demuestra que es una espléndida actriz aunque no fuese la elección inicial del director. La timidez natural de la actriz, pese a su turbadora belleza, añade un halo especial a su interpretación, tanto cuando es Madeleine como cuando es Judy.
- Y en verdad que soy incapaz de pensar en la Madeleine/Judy interpretada por Vera Miles, una actriz muy bella pero más dulce, menos carnal y misteriosa que la siempre fascinante Kim Novak, otra de esas actrices a las que su contundente belleza ha hecho opacar sus cualidades dramáticas.
Y no nos olvidemos que aunque fue el embarazo de Miles lo que le privó de interpretar a la protagonista, lo cierto es que Hitchcock la pidió prestada a la Columbia y la Paramount tuvo que pagar la bonita cantidad de 250.000 dólares por sus servicios además de prestarle a James Stewart para que ambos trabajaran en la comedia romántica ME ENAMORÉ DE UNA BRUJA (1958) - que ya tuve oportunidad de comentar en el otro rincón no hace tanto tiempo – y eso pese a que el rodaje tuvo que retrasarse debido a las vacaciones que ya tenía proyectadas la actriz lo que hubiera permitido que una Vera Miles ya reestablecida de su embarazo que encarnase al personaje.
Así que, sí, pese a todo Kim Novak fue una elección del propio director y en mi modesta opinión el mayor acierto de toda su carrera pese a las declaraciones que el mismo siempre hizo sobre la actriz.
Por cierto, estoy preparando “otro” especial sobre la actriz que cubrirá tres entregas (más noticias pronto en “el otro rincón”…) -
La llamada de Gavin preocupado por el paradero de su mujer volverá a provocar la desaparición de Madeleine (como en el hotel) lo que vuelve a acrecentar el misterio de la joven.
- Por cierto, si os habéis fijado él va vestido de verde, que es el color de la vida o del renacer, una significación que tendrá un sentido más amplio más adelante pues será entonces ella, a través de la ropa o de la luz que la envuelva, la que protagonice dicha textura. -
Y de nuevo los paseos en coche por las calles de San Francisco, que a muchos pueden parecer aburridos o reiterativos pero que tienen una cualidad subyugante, hipnótica, al menos para mí. Y donde se demuestra el descomunal talento de James Stewart, probablemente, el actor más polifacético del cine clásico norteamericano.
Si cuando se tiró al agua llevaba un vestido azul oscuro y un pañuelo violeta, en el reencuentro ella llevará un elegante abrigo blanco sobre un vestido negro (ya os dije que le dedicaría un tiempo al uso del color…).
El reencuentro de ellos cuando ella le lleva una carta aclarándole los motivos de su súbita desaparición significará el inicio de su relación amorosa que hasta ahora había sido meramente platónica.
Me encanta el delicado diálogo que se establece entre ellos (uso el doblaje – por cierto, muy bonito aunque he visto la película en rigurosa V.O.S.E. – para facilitar la comprensión), engañosamente simple pero dotado de una indudable belleza poética:
SCOTTIE: ¿Adónde va?
MADELEINE: No lo sé.
SCOTTIE: ¿De compras?
MADELEINE: No.
SCOTTIE: Pero, ¿algún sitio especial?
MADELEINE: No, pensaba dar una vuelta.
SCOTTIE: Ah, eso mismo iba a hacer yo.
MADELEINE: Oh, sí, lo había olvidado. Es su ocupación, ¿verdad?
SCOTTIE: Sí, pero no le parece una lástima que tengamos los dos…
MADELEINE: … pasear por separado.
SCOTTIE: ¡Ajá!
MADELEINE: Pero vagar lo hace uno solo. Dos juntos van siempre a alguna parte.
Como decía que la sencillez no oculte la belleza de las palabras.
Por primera vez les vemos conducir juntos (ella al volante) y Hitchcock usa la toma lateral que de nuevo vuelve a significar el encantamiento (una palabra que tiene en este caso un sentido literal) que sufre él (y que pronto veremos que es recíproco).
- Curiosamente y como ya comenté en FALSO CULPABLE el director había usado el recurso de las tomas laterales (que ya es uno de sus señas de identidad como hemos podido ver a lo largo de esta retrospectiva) para indicar distanciamiento (como cuando el protagonista es arrestado o cuando su mujer empieza a mostrar síntomas de que su mente ha empezado a resquebrajarse). En cambio en DE ENTRE LOS MUERTOS Hitchcock la usará siempre para mostrar la fascinación (más bien la obsesión, un término seguramente de más agrado del maestro) que Scottie siente por Madeleine. -
La escena en el bosque de secuoyas está rodada de nuevo como si toda ella estuviese envuelta en una neblina (al igual que en la que acontecía en el cementerio) un recurso magistralmente usado por Burks/Hitchcock para dar una sensación de irrealidad, como de estar en otro mundo, algo a lo que además ayuda la ominosa música de Herrmann.
Algo además que el director potencia en esa breve secuencia en la que ella parece desaparecer entre los inmensos árboles.
Al lado del mar, en una escena en la que parece que ella va a volver a intentar acabar con su vida, se producirá ese beso tan ansiado entre los dos pero también será el principio del fin de la relación amorosa de Madeleine y Scottie.
Y eso apasionado beso, con las olas restallando contra la costa, que tendrá su contrapartida en uno todavía más bello cuando Judy se convierta en Madeleine.
La broma que le gasta Midge con su retrato pintado al modo del de Carlotta le hará saber a aquella lo profundo del amor de Scottie.
El sueño de ella y que el trata de interpretar (como Ingrid Bergman en RECUERDA) – por cierto, es imposible que nadie pueda recordar con tanta exactitud y con tanto detalle un sueño… - y que demostraría que no está loca, por fin tiene una explicación para el ex detective.
- Ah, y ella viste un abrigo de color gris. –
Un antigua misión española al sur de la ciudad llamada San Juan Bautista y que se ha conservado como hace cien años (cuando vivía Carlotta)…
Para enfrentar su miedo él la conducirá (ahora es él que está al volante) a la citada misión y en este caso cuando ella le mira (o sea, que aquí tenemos un ruptura del punto de vista subjetivo que parece imperante durante toda la película como decíamos más arriba) Hitchcock no usa la toma lateral sino la frontal. Y la mirada de ella se pierde en el azul del cielo, otra de esas escasas ocasiones en las que el citado color tiene importancia.
- Y ahora lleva el famoso traje gris. -
La hermosa escena que se desarrolla en las caballerizas será luego retomada por el director en el momento más mágico (y ya es decir) de toda la película, cuando Madeleine retorne “de entre los muertos” (lamento usar tantas veces la expresión pero el título de la novela da mucho juego…).
Y aquí, antes de que Madeleine deje el reino de los vivos, Hitchcock intercala una escena que también es determinante y donde además vemos asomar por primera vez a la mujer que está debajo de esa envoltura imaginaria que se ha creado Scottie.
Porque Judy (luego la conoceremos más a fondo) se ha dado cuenta de que está enamorada de él y por ello el diálogo final que se establece entre ambos es todo un avance de la segunda parte de la película.
- Porque sí, DE ENTRE LOS MUERTOS es una película dividida claramente en dos mitades. Y si en la primera el protagonista absoluto es Scottie (y su punto de vista es el que domina), en cambio en la segunda será Judy (o Madeleine, según cómo se mire) quien ocupe el primer lugar y donde además y en una escena que todavía hoy levanta una gran polvareda entre los cinéfilos (como ya intuyo…) se romperá esa subjetividad. -
Una Judy, arrepentida del trato que hizo con Gavin (algo que sólo conoceremos gracias a ese “polémico” flashback que Hitchcock eliminó después de la primera preview pero que por consejo de Herbert Coleman y por decisión del presidente de la Paramount, Barney Balaban, volvió a insertarse en el metraje)) y que como decía deja asomar por primera vez su verdadera personalidad.
- Siempre he pensado que pese a todo lo visto (y lo dicho) hasta ahora, el auténtico protagonista de la cinta no es Scottie sino Judy.
Si Scottie sufre tres terribles traumas por las causas arriba referidas (incluida la – decisiva – que viene a continuación), Judy todavía lo tendrá peor porque ni como mujer soñada, ni como mujer real, ni como mujer real convertida en soñada, logra conseguir el afecto del amor de su vida.
Y su debilidad, ese amor tan profundo que siente por Scottie, será la que precipite (y no es una palabra elegida a la ligera) su caída.
Y es que DE ENTRE LOS MUERTOS no es tanto la tragedia de Scottie como la de Judy (o Madeleine, qué más da que da lo mismo).
Creo que no deberíamos olvidarlo. -
La escena del campanario (ficticio, una bella matte painting dado que el mismo había sido destruido en un incendio) ha sido casi tan diseccionada como la famosa de la ducha en PSICOSIS.
- Aunque yo siempre he preferido la escena POSTERIOR a la ducha… Tendréis que esperar a que lleguemos a ella para desvelar el misterio… -
Dado que ya voy acumulando folios y todavía me quedan cosas que contar mejor hacer un pequeño salto aunque ello signifique que deje de comentar, siquiera someramente, una de las escenas como decía más analizadas de la Historia del Cine (y más todavía su Toma 2).
La (aparente) muerte de Madeleine servirá de doble punto de ruptura: el de la propia película y que servirá a modo de bisagra entre las dos partes (muy diferentes entre sí, ¿o quizás no tanto?) y el de la mente de Scottie.
Recordemos, dos traumas asociados a dos muertes.
Antes hablábamos de tres, por lo que todavía nos queda una más…
Por cierto, es magnífica esa toma cenital desde el campanario desde el que (presuntamente) se ha arrojado al vacío la hermosa Madeleine.
La vista que tiene lugar en el recinto de la propia misión (lo cual no deja de ser un tanto cruel) servirá no tanto de exculpación de Scottie como tomar un poco de aliento ante el vértigo (palabra que encaja a las mil maravillas aunque en la película sólo se escucha una vez – tendréis que revisarla para ver cuándo… - pese a ser el título original de la película) que estaba cogiendo la trama.
Durante la famosa escena onírica que a algunos os parece un tanto trasnochada pero que a mí me parece no sólo un acierto sino una auténtica delicia (y, repito, muy superior a la ideada por nuestro Salvador Dalí para RECUERDA, por ser menos explicativa – creo que el querido amigo muchogris lo sabría expresar mucho mejor que yo -) Scottie sufrirá su segundo shock, aunque éste será mucho más fuerte que cuando no pudo evitar la muerte de su compañero.
- Por cierto, la escena está diseñada por John Ferren, el artista que había pintado los cuadros del personaje encarnado por John Forsythe en PERO… ¿QUIÉN MATÓ A HARRY? y que también se encargaría del retrato de Carlotta. -
La profunda depresión en la que cae Scottie, quien se cree culpable de la única mujer a la que ha amado, no se verá aliviada por la presencia de la dulce Midge, a la que veremos aquí por última vez.
- Un apunte muy bien indicado por el amigo mad dog earle y que a mí se me había pasado por completo, quizás porque en el fondo Scottie tiene algo de mi propia personalidad (…) y es el hecho de que a partir de aquí ya no volveremos a ver el bonito rostro de Midge, un personaje al que Hitchcock introdujo básicamente para evitar tener que usar la voz en off de Scottie como al parecer estaba previsto pero que se gana nuestro corazón y nuestro agradecimiento.
Y además será Midge la que al principio de la película dejará caer inocentemente (no el caso del director que siempre tenía todo atado y bien atado) que sólo un fuerte shock podría acabar con su acrofobia.
Ah, y en su visita al psiquiátrico Midge lleva un abrigo… gris.
Una espléndida (y desaprovechada) actriz, Barbara Bel Gedes. -
Será, por cierto, en el sueño cuando por fin Hitchcock destaque claramente la imagen del collar (¿de rubíes?) dado que en la primera escena que acontece en el museo y como ya había comentado antes la cámara sólo se centrará en el ramillete y en el peinado de Carlotta.
A continuación se producirá un lapso temporal indeterminado (imaginamos que varias semanas aunque más bien podrían ser varios meses).
Y como bien indicó de nuevo el infatigable mad dog earle todo lo que viene a continuación, o sea la segunda parte de la película podría no ser más que una ensoñación del alma atormentada del pobre Scottie…
… si no fuese por el (maldito) flashback…
Allá por donde ande Scottie se encontrará con una mujer que le recuerde a Madeleine. Hitchcock repite casi paso por paso el recorrido inicial de éste cuando primero la conoció en Ernie’s y luego la siguió por las calles de la bella ciudad californiana.
Sin embargo algo trascendental va a ocurrir en esa vida sin vida del ex detective.
Paseando por la calle ve a un grupo de chicas y entre ellas una vestida de verde (color que ya hemos adelante tiene una significación capital en la película).
Pero lo que se nos puede escapar (y he tenido que parar la imagen varias veces para comprobarlo) es que ella le reconoce a él. Y no es un dato baladí. Hasta ahora no me había dado cuenta de ello.
Y él verá en ella ecos de su perdido amor. Y de nuevo esa toma lateral que como ya he repetido en este comentario hasta la extenuación en esta película es sinónimo de fascinación (y no de distanciamiento como en las obras anteriores del director).
Esa triste mirada de Scottie se te clava en el alma.
Si Madeleine desaparecía en un hotel (el McKittrick) ahora Judy aparece en otro (el Empire), cada uno ajustado al gusto (o las necesidades) de cada una de las personalidades de la joven.
Ya he dicho en alguna ocasión que cuando vi la película por primera vez estaba tan fascinado por la historia (o mejor dicho, por la puesta en escena del director) que no me di cuenta de que la misma actriz, la bellísima Kim Novak, interpretaba ambos papeles hasta la escena del flashback. Podéis llamarme ingenuo pero lo cierto es que así ocurrió.
Y lo cierto es que no es sólo el físico lo que las diferencia sino especialmente el tono de voz, antes acariciante y sensual y ahora más seco y cortante y con cierto toque barriobajero, algo que debemos anotar en el haber de la actriz.
Además al parecer fue cosa de la propia Novak el hecho de que el personaje no llevase sostén, al contrario que su contrapartida, como pudimos observar en la escena posterior al intento de suicidio de Madeleine.
Viene ahora la escena más controvertida de la película, ciertamente mucho más que la mencionada de la pesadilla de Scottie y, lógicamente, me refiero al flashback que nos permitirá descubrir (si todavía no lo habíamos hecho, como yo en mi tierna juventud…) que Judy es Madeleine (o viceversa).
Aquí como bien comentábamos se rompe el punto de vista subjetivo imperante durante toda la película, el de Scottie, lo que trastoca todas las posibles explicaciones (o más bien hipótesis) acerca de la verdadera naturaleza de la joven y echar por tierra la idea de que en el fondo Madeleine no sea más que la ensoñación de la mente enfermiza (recordemos los dos sucesivos traumas que jalonan la historia) del ex detective.
Y aunque ciertamente la escena pueda resultar discutible porque no permite una lectura no realista o más bien abiertamente fantástica de la existencia de Madeleine y de la que Hitchcock ha ido dejando caer aquí y allá pequeñas pistas como miguitas de pan a lo largo de la película, lo cierto es que es una práctica habitual en el maestro a la hora de reenganchar a aquellos espectadores (recordemos que estamos en 1958 no en 2020) que se podían haber perdido en este ir y venir de los personajes por un San Francisco de ensueño (en el doble sentido de la palabra).
- Yo creo que de discrepar del maestro lo podríamos hacer si nos ponemos a pensar en la terriblemente complicada trama que elabora el malvado Gavin cual Dr. Mabuse para eliminar a su esposa y de paso quedarse con toda su fortuna en lugar de simplemente eliminarla por la vía rápida. Pero yo os contestaría lo que John Ford cuando le preguntaron porque los indios no mataban a los caballos de la diligencia en la película homónima…
A Hitchcock siempre le preocupó más (y en ello radica la fascinación de su obra) la puesta en escena que la lógica de la trama.
Creo que después de ver 44 películas suyas me daréis la razón. -
Por cierto, otro de esos pequeños detalles que a uno se le pasan desapercibidos. Ese pequeño jarrón con un pequeño ramillete de flores muy similares al que portaba Carlotta en el retrato y su descendiente, Madeleine.
A ello tenemos que sumar el famoso traje gris que todavía conserva.
El momento de la confesión a través de la carta que nunca llegará a enviar es también el momento en el que el protagonismo que antes se centraba en Scottie pase a Judy.
Una Judy que no querrá renunciar a su amor por Scottie pero que tiene una tarea casi imposible por delante: que él la ame por lo que es y no por lo que representaba.
Por ello y como veremos enseguida, la tragedia de Judy es superior a la de Scottie, porque en ninguna de sus dos encarnaciones logrará el amor de la persona anhelada.
Judy no podrá nunca alcanzar la altura de Madeleine en el afecto de Scottie y no tendrá más remedio que dejarse convertir en ella para poder así lograr conquistarlo (o más bien reconquistarlo, no lo olvidemos).
Volviendo al tema cromático, Hitchcock usa con Judy en esas primeras citas el color violeta que antes ya habíamos vislumbrado en el pañuelo con el que Madeleine se había lanzado a las aguas del Pacífico.
Y de nuevo otra de esas escenas que yo llamo de poner el vello de punta. Me refiero, lógicamente, a aquella en la que Judy se sienta en la cama, su rostro queda en penumbra y el color verde de las luces de neón del hotel impregna toda la estancia de una cualidad cuasi feérica. Y, por supuesto, la toma lateral que Hitchcock ha usado de forma insistente a lo largo de la proyección y que nos proporciona las imágenes más bellas y sugerentes no sólo de la película sino diría que de toda su filmografía.
Y bellísimo el diálogo que se establece entre ellos:
SCOTTIE: Podríamos… vernos a menudo.
JUDY: ¿Por qué? ¿Porque le recuerdo a ella? Eso no es muy halagador. ¿Y nada más?
SCOTTIE: No
JUDY: Eso tampoco es muy halagador.
En la escena en la que pasean en las cercanías del Palacio de Bellas Artes el director vuelve a usar los filtros (aunque de una forma más atenuada) de manera que rememoremos aquellos paseos con la mujer soñada.
- Por cierto, ella va de amarillo, un color que hasta ahora sólo había usado Midge y que Hitchcock emplea para significar su carácter de chicas normales, reales, frente a las otras soñadas o irreales. -
A continuación viene una de las escenas más crueles de toda la filmografía del director. Me refiero, lógicamente, a aquella en la Scottie trata de convertir a Judy en Madeleine, primero a través de la ropa y luego a través del maquillaje y el peinado y que muchos han querido ver como el nudo gordiano de la película.
Cada uno que la explique a su manera. El propio director ya lo hizo en el libro de entrevistas de Truffaut.
Lo cierto es que es ciertamente humillante la forma en la que Scottie fuerza a Judy a ser alguien que en realidad nunca existió más que en la imaginación de él.
La aceptación de ella, aunque sea a regañadientes, parece anularla completamente no sólo como personaje sino, lo que es peor, como persona.
Esa obsesión de Scottie por recuperar las prendas con las que se vestía su amada nos recuerda a ese otro Norman Bates que hace una limpieza escrupulosa del baño después de la muerte de Marion. Ambos son igual de enfermizos y sus historias acaban tan bien de una forma similar.
- Por cierto, creo que jamás perdonaré a Hitchcock por matar a dos de mis actrices favoritas y de forma casi consecutiva: Kim Novak y Janet Leigh. -
Ahí es donde podemos ver al Hitchcock más agresivo, el que trataba de controlar la vida de sus actrices, empezando por Vera Miles y acentuada hasta el extremo en el caso de Tippi Hedren.
Siempre me ha parecido muy burda, por no decir grosera, la explicación que el director daba de otra de las escenas más bellas de la película (y van…) como es ese regreso “de entre los muertos” (por segunda vez) cuando ella completa la transformación y toda la habitación se llena de una luz verde cegadora que no sólo parece proceder del rótulo de neón sino que estuviésemos asistiendo a un auténtico milagro, a la resurrección de Lázaro a manos del Maestro.
La conjunción entre la hermosísima música de Herrmann y la portentosa actuación de James Stewart (¿se me había olvidado que el actor está absolutamente perfecto?) da a la escena una textura ciertamente fantástica e incluso algo terrorífica.
Esa mirada felina de Judy/Madeleine/Novak
Esa cara de angustia y de alegría sin límites de Scottie/Stewart.
Ah, qué grande es el cine.
Y un beso que es el más bello de toda la carrera de Sir Alfred. Más que el de RECUERDA y las puertas que se abren. Más incluso que el de ENCADENADOS con el que quiso burlar a la censura. Un beso capaz de transportarnos en el tiempo y en el espacio.
Y una puesta en escena prodigiosa, casi como si fuese una ópera, con la música de Herrmann cargada de un melancólico romanticismo.
Y el atisbo que él tiene de la posible solución al rompecabezas que tortura su mente desde que conoció a Judy.
Por cierto, Novak vestida de negro está tan hermosa como un sueño.
Pero un sueño que pronto se romperá cuando Scottie se dé cuenta que Judy lleva el collar de Carlotta (o sea, de Madeleine).
Mientras viajan en el coche se repite la escena (ella mira hacia el cielo mientras el conduce) del principio y además y por primera vez y esto es importante, vemos a Scottie en una toma lateral, algo que hasta ahora Hitchcock sólo había usado para ella y que demuestra que ahora el punto de vista que impera es el de ella y no el de él.
No deja de ser curioso que Scottie trate al principio de curar a Madeleine de sus miedos mientras que él nunca hará frente a los suyos hasta el final y es que como bien decía su amiga Midge, sólo un gran shock podría curarle su agorafobia.
Lástima que la cura de él signifique la muerte de ella.
Aquí también pasaré de puntillas y no porque el tramo final no merezca un comentario más extenso sino porque ya estoy llegando al límite de mi resistencia y especialmente de la paciencia de los queridos compañeros.
La segunda muerte de Judy (¿o era de Madeleine?) será el último clavo en el ataúd de la mente atormentada de Scottie y dudo mucho de que jamás se recupere de la doble pérdida.
Porque, después de todo, ¿quién es capaz de perder por dos veces al amor de su vida y no volverse completamente loco?
Y esas dos miradas de ella, ésta y la anterior (cuando Madeleine murió por primera vez)...
La escena además tiene un toque fantástico o más bien terrorífico con esa monja saliendo de la oscuridad como un vampiro de su tumba.
Un final tan abrupto pero tan genial que nos deja con la boca abierta incluso a los que hemos visto la película casi tantas veces como días de encierro llevamos.
Se cierra el telón.
Una historia donde hay cuatro historias de amor (¿pero no habíamos dicho al principio que eran tres?).
Una historia donde hay tres muertes.
Una historia donde hay dos resurrecciones.
Una historia donde hay una…
… tendréis que adivinarlo.
Envidio a quien no haya visto jamás esta película, como digo, mi favorita entre todas y como diría el amigo tomaszapa, arriba en el Top-3, junto a CENTAUROS DEL DESIERTO (1956) de John Ford.
Dos personajes no tan diferentes en el fondo Scottie y Ethan. Ninguno de los dos conseguirá al final lo que más anhela.
Y como decía, un Hitchcock en la plenitud de sus facultades pero que no podría haber llevado a cabo semejante milagro de no haber contado con un equipo técnico y un reparto a su altura.
Todavía nos quedan grandes películas por delante por revisitar, varias de ellas auténticas obras maestras, pero creo en verdad que nunca Hithcock volvería a alcanzar la grandeza de esta película única. Sólo MARNIE, LA LADRONA podría acercársele. Pero ya hablaremos más adelante de ella.
Y volver a reiterar mi admiración como mujer y como actriz de Kim Novak en uno de los personajes más maravillosos de la Historia del Cine. Creo que ya he demostrado mi devoción por ella en “el otro rincón” y pronto volveréis a comprobarlo si tenéis a gusto seguirme.
Y qué decir de James Stewart. Decir que parte del fracaso de la película (en términos de rentabilidad en taquilla) se debió al personaje encarnado por el actor no sólo es una completa injusticia sino un signo de supina miopía puesto que Scottie Ferguson es uno de los mejores caracteres del cine norteamericano y seguramente uno de los papeles con los que más me identifico aunque mi historia personal difiera completamente de la del ex detective.
Lástima que DE ENTRE LOS MUERTOS fuese la última colaboración con el gran actor, sin lugar a dudas, uno de los más grandes del cine clásico de cualquier tiempo.
Feliz día/tarde/noche y que nadie nos quite la ilusión de vivir.
Un abrazo a todos.
- Primera edición, Éditions Denoël, París, 1954 -
Última edición por Alcaudón; 25/04/2020 a las 14:50
Virgen santísima!!!!!!!
Ahí van 30 páginas word mínimo.
Compañero Alcaudón en el trabajo no recibes quejas de tus jefes?, de porque cada semana tienen que cambiar las tintas de la impresora. En este foro estaría la respuesta.
Unos lobby cards para el querido amigo cinefilototal:
Y otro regalo para el fustigante Alex Fletcher:
Y otro para la querida hannaben:
Y para el resto, que no os olvido:
¡Estupendo análisis, como siempre, querido amigo Alcaudón, luego lo leeré de nuevo con mas calma, porque en la primera lectura me han interrumpido dos veces y esta crítica merece leerse entera de una tacada, pero con tranquilidad!.
Por cierto, muy de acuerdo en todo lo que expones... y mi mini-vinagre ya lo has comentado tu de pasada...
¡Gracias por los lobby cards!, quien tuviera alguno de esos originales... luego os enseño algunas fotos de mi humilde colección sobre la película, que he ido recopilando a través de los años... (bah, poca cosa pero a mi me hace ilusión).
Permaneceré a la escucha...
MARAVILLOSO como siempre Alcaudón!!
¡Impresionante, Alcaudón! Necesito todo el domingo para leerme el comentario y ver qué puedo aportar, aunque tengo una interpretación juguetona de la trama que probablemente comparta con vosotros.
Yo también doy las gracias anticipadas a Alcaudón por ese trabajazo enorme. Lo guardo para cuando encuentre esa hora con más calma, en que lo disfrutaré enterito.
Mi blog: www.criticodecine.es
Vamos allá con mi modesta review,aquí el debate da para mucho en próximos dias y Alcaudón ha abarcado más allá :
VERTIGO fue creada al no poder adaptar Hitchcock la novela LAS DIABOLICAS. Cuando los autores, Pierre Boileau y Thomas Narcejac, se enteraron de ello se pusieron a escribir "D’Entre les morts". Película atemporal en su estreno y a día de hoy. Con el paso de los años, el valor de la película, que no fue un éxito, ha ido creciendo tanto como sus imágenes,las más hermosas de la historia del cine, que voy a colgar desordenadas ....descubriendo matices a cada nuevo visionado y superando el paso de modas.
Sir Alfred quería hacerla con Vera Miles, su nueva musa, pero cuando la actriz le dijo que estaba embarazada tuvo que desistir...decantándose (bendita elección) por Kim Novak, con la que tuvo problemas en el rodaje.Kim nunca ha estado como en esta película...ella es la fascinante mujer... fatal obsesión de un detective prodigiosamente captada por Hitch.
Tras unos maravillosos títulos de crédito..primera colaboración con Saul Bass,seguimos al detective John "Scottie" Ferguson en plena persecución policial.
En un salto Scottie queda colgando del borde y somos testigos de su acrofobia.Scottie tiene miedo a las alturas. Hitchcock va mezclando dicha enfermedad con el vértigo,ilusión de movimiento de lo que nos rodea.
Aceptará el encargo de Gavin Elster (Tom Helmore) compañero de sus años universitarios,así se lo contará a su amiga incondicional Midge (Barbara Bel Geddes).
Vigilará a su esposa Madeleine (Kim Novak), que se comporta extraña, como posesa por un antepasado, Carlotta Valdés...que se suicidó. A regañadientes, Scottie asume el trabajo siendo definitivo el encuentro con Madeleine en un restaurante. Completamente fascinado... ya no se la quitará de la cabeza.
El gran cambio que el director hace respecto a la novela es introducir la gran sorpresa a mitad de metraje.En el libro no se descubre hasta el final que Madeleine y Judy son la misma,todo es una treta para engañar a Scottie y tener un testigo del aparente suicidio de la mujer. Hitchcock dudó de ese cambio pero por una vez la imposición de la productora benefició el resultado final.
Hitchcock siempre mantuvo que el suspense se producía cuando el espectador tenía información desconocida por el personaje, y aquí lo lleva al límite. La peli se divide en dos partes separadas por la muerte de Madeleine. Justo después del primer encuentro con Judy, ésta en su apartamento hace lo que parece una confesión, intentando explicar en una nota todo el plan llevado a cabo para el engaño, nota que destruye, dando paso a una de las pasiones amorosas más devastadoras,emocionante e inolvidable.
Una vez más Hitchcock se luce en la puesta en escena,perfecta en todos sus elementos.Vestuario de Edith Head,fotografía con uno de sus eternos colaboradores, Robert Burks, y banda sonora, a cargo de Bernard Herrmann en la que probablemente sea la mejor banda sonora que hizo, combinando a la perfección tanto suspense como romanticismo.
La investigación/fascinación tras Madeleine, el recuerdo imborrable de la misma que lleva a Scottie al mismo centro de una enfermiza obsesión. Recordemos la primera vez que ve a ambas, Madeleine de perfil (una de las tomas preferidas del director con todas sus actrices)y más tarde Judy.Las dos caras de la misma moneda.
Robert Burks nunca ha estado tan inspirado,ese rojo intenso cuando vemos a Madeleine por primera vez, marcando la pasión que sentirá Scottie por ella; o el neón verde en la fachada del apartamento de Judy, y que la proyecta con aureola onírica al salir del baño, disfrazada por primera vez como Madeleine. El efecto es embriagador,Madeleine parece regresar de entre los muertos. El beso posterior es uno de los más pasionales de toda la historia. Un beso que une pasado y presente.
La ciudad de San Francisco ofrece su enigmática belleza a una historia más allá del suspense que casi parece un MacGuffin para contar realmente una obsesión.
Destaca el seguimiento de Scottie a Madeleine por las calles de la ciudad prácticamente sin diálogos, en cuyo tramo sucede una de las situaciones top del film, aquella en la que Madeleine entra en un hotel, y al poco la recepcionista confiesa a Scottie que nadie está allí y demostrándolo al ir a la habitación, que dice estar vacía. O es una cómplice de todo el plan de G Elster o simplemente no es una persona fiable. Este suceso aumenta el misterio, proporcionando más incógnitas.
James Stewart y Kim Novak se compenetran a la perfección con pocos secundarios de peso,en un rol más extenso sólo Barbara Bel Geddes como la eterna amiga de Scottie, enamorada de él. Una compenetración retorcida entre tres personajes, Madeleine/Scottie/Judy. Un menage a trois fantasmagórico y cruel, que alcanza su clímax en la secuencia del medallón, cuando Scottie lo descubre todo.
El collar es una de las joyas de la antepasada de Madeleine, Scottie “ve” la verdad en el espejo...Madeleine, la mujer que nunca existió y que regresa a él lo más retorcida posible. Judy está enamorada de Scottie y aguanta su obsesión de convertirla en Madeleine por amor. Con Judy, Scottie hace una segunda búsqueda en sus recuerdos. Todo se repite y cuando el plan se descubre, el drama vuelve.
El final en el campanario es la catarsis total, aquella en la que Madeleine regresará definitivamente,para hacer lo que Scottie creyó...morir. Una ironía que deja a nuestro prota al borde mirando al vacío, sin miedo, con su enfermedad y obsesión curadas definitivamente. La sensación de acrofobia/vértigo ya no se produce, y Hitchcock deja el plano estático con Herrmann de una emoción insuperable.
No fue bien recibida en su momento..hasta que la crítica francesa, una vez más, la reivindica como la obra maestra que es. Un film que seguirá sorprendiendo una y otra vez, por su perfecto equilibrio...más allá de su trucajes.
Muchas veces mejor no saberlo, porque al igual que Scottie en cuanto se descubre el truco,se pierde la magia. Y he ahí una de las grandes bazas de esta película..cuyo poder de fascinación se debe al ingenio de un director que sabía lo que hacía con la cámara como NADIE.
10/10
Última edición por hannaben; 16/03/2021 a las 21:58
¡¡¡Viva, le has puesto un 10 y no un 9,8... !!!
Excelente comentario también.
Vertigo / De entre los muertos (1958).
No sé cual de los dos títulos me gusta más, no obstante ambos "casan" perfectamente con la trama de la película.
Esta es la cuarta vez que la veo, anteriormente fue en vose, el miércoles tocó verla doblada por estar acompañado de mi madre y de mi hermana (que nunca la había visto anteriormente).
Ya desde los títulos de créditos tan inusuales y fantásticos se ve que vamos a ver una película que se sale de lo normal.
A mi ya me encantó ese comienzo con el logo de la Paramount en blanco y negro y esas figuras geométricas y ese rostro tan extraño de la que no sabemos quien es... ¡¡quizás el fantasma de Carlota!!... una música y estéticas fascinantes.
Luego viene una gran secuencia de acción a lo "atrapa a un ladrón", en esas azoteas, que termina con Scottie colgado de un desagüe... ¡no sabemos como sale de ahí!, pero en la siguiente escena, comenta con su gran amiga (y antigua novia) Midge que está deseando que le quiten el corsé... puede (y debe) ser de haber estado colgado tanto tiempo, ese esfuerzo le ha hecho daño a la espalda...
También me dí cuenta cuando dicen que se conocieron en la facultad, y aunque es evidente la diferencia de edad, puede ser en un campus universitario, donde ella cursa unos estudios y él otros, no necesariamente el mismo curso ni la misma carrera, al menos así lo entendí yo...
Me gustó mucho la decoración de la casa de Midge, es una artista, y tiene todo su espacio muy bien organizado y bien dispuesto, eso sí, me sorprendió lo pequeña que era la cocina (igual de pequeña que en la casa de Scottie), vamos, que los americanos en los años 50 no sabían como cocinar un puchero o un cocido... ahí no tienen fuegos ni espacio necesarios para la elaboración...
Mi mini-vinagre viene de la parte en que Scottie es contratado para seguir a Madeleine... siempre lo he encontrado demasiado largo, además el personaje no habla hasta los 45 minutos (me fijé en el minutaje), y eso se me hace algo pesado (en mi casa también lo dijeron... ). Cierto que estéticamente es perfecta, pero a veces lo bueno si es breve, dos veces bueno.
Pasado el mini-vinagre, sigo con otras cuestiones para no repetir lo anteriormente escrito por Alcaudón y Hannaben.
Me gustaría comentar el trabajo de tres de los secundarios de la película:
Tom Helmore, que interpreta al marido de Madeleine y antiguo compañero de Scottie, un actor secundario muy conocido de comedias de los años 50 (Amor a medianoche, Un conflicto en cada esquina, El solterón y el amor, Mi desconfiada esposa...), un personaje que podría haber dado mucho mas juego, pero que Hitchcock prefiere dejar en un segundo o tercer plano.
Lo veo bien de edad (nació en 1904) como compañero de Scottie, este en 1908, no me pareció ni mas viejo ni mas joven sino ambos de la misma edad.
Intervino en 2 episodios de la serie Alfred Hitchcock presenta.
Henry Jones, otro entrañable actor secundario que hace de juez de instrucción en el proceso de la muerte de Madeleine, y se dedica a criticar vehemente la actitud de Scottie, sin ningún ápice de asertividad. También intervendría en la serie Alfred Hitchcock presenta, nada menos que en 5 episodios.
Ellen Corby, la encargada del hotel McKittrick, una secundaria que a mi me encanta, suele salir muy poquillo en multitud de películas, a menudo como fregona, como mujer insignificante, aunque aquí se le da uno de los momentos más divertidos y a la vez mas extraños o fantásticos de la película... ¿estaría compinchada en engañar a Scottie?.
Sólo intervino en 1 episodio de La hora de Alfred Hitchcock (1964).
De Barbara Bel Geddes ya hemos hablado (por cierto, intervino en 4 episodios de A. H. presenta), una actriz rubia, pero de físico sencillo y desde luego en las antípodas de Kim Novak.
Bueno, ahora la pareja protagonista:
James Stewart, ha estado siempre muy "potente" como actor en todas las películas de Hitchcock, aunque ciertamente este es su mejor papel, y desde luego extraña que ni siquiera fuera nominado al oscar, porque desde luego realiza una interpretación sensacional.
Kim Novak, de la que casi nunca se habla bien, a mi me parece que también tiene el papel de su vida, además doble rol y muy diferentes entre sí... tanto en imagen como en voz, en el doblaje eso se pierde si, aunque me acuerdo de cuando la vi en vose, no obstante el doblaje creo que son dos personas las que la doblan, una como Madeleine y otra como Judy...
Me fijé en la escena de la cama, cuando despierta después del intento de suicidio, y sí, al fin una actriz que no lleva maquillaje cuando despierta, tiene la cara limpia, la verdad, un momento en el que se despierta y no sabe muy bien donde está (o eso nos hace creer).
A mi personalmente me gusta más cuando hace de Judy, es una mujer mas vulgar, pero mas terrenal, Madeleine me parece como de otro mundo, muy inalcanzable, muy etérea; como personaje me parece muy valiente.
El momento de la cartita de marras en la que confiesa al público todo el engaño es magistral (mi hermana se quedó de piedra la pobre... ), además un flash-back en donde te cuenta perfectamente todo lo ocurrido en el campanario y que no pudimos ver...
También sentí angustia en la tienda de modas, porque Scottie está anulando a Judy para convertirla en otra persona, en un sueño, en su amada (sin saber que es ella)... lo que no entiendo es porque Judy guarda ese vestido gris en su armario, y le desagrada que se lo compre. ¡¡No le gustará tenerlo repetido!!...
Para mi, la película también tiene dos partes: hasta la muerte de Madeleine y la otra hasta el final. Me gusta más la segunda parte, además contiene uno de los finales mas espeluznantes de la historia del cine, además de sorpresivo, porque ¿quien se imaginaba que iba a morir por segunda vez la protagonista?... pues nadie.
He leido que en su época no tuvo mucho éxito, es normal, se adelantó a su época, hoy ocurre todo lo contrario, es de esas películas que cuantas mas veces ves, mas te gusta... a mi me ha ocurrido, en cada visionado me encuentro mas fan que antes.
Ah, la secuencia del sueño a mi me encantó, cierto que puede parecer algo "Disney" con tanto colorido, pero los sueños, son tan absurdos e irreales, a mi me gustó como está expresado visualmente, no me chirría en absoluto.
Ahí van algunas fotos de mi humilde colección de Kim Novak / Vertigo:
Última edición por cinefilototal; 26/04/2020 a las 00:37
Espléndidos comentarios, hannaben y cinefilototal. Y espléndida tu colección de recuerdos de la película. Ya me gustaría a mí tener algun lobby card original de VERTIGO (sin acento ).
Si en los Oscar de 1959 únicamente optó a dos premios (dirección artística (+ decorados) y sonido) por una vez en nuestro tan denostado (y muchas veces con razón) país fue galardonada (ex-aequo) con la Concha de Plata del Festival de Donostia/San Sebastián en 1958.
En cuanto a valoración de la cinta aunque no soy dado a poner notas yo diría que es un...
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