"Monk" sí que está en la línea de Colombo o la Flettcher de toda la vida; casos policiacos en la tradición de Agatha Christie, con asesinatos y pistas más o menos a la vista, y sin análisis de ADN ni espectrómetros de masa ni pijadas tipo CSI.
La peculiaridad es que Adrian Monk es una especie de enfermo mental, mezcla de autismo con síndrome obsesivo-compulsivo, pero muy inteligente y con una memoria y una capacidad de observación del copón.
Las situaciones de comedia ligera vienen de los problemas que crean las manías y fobias del detective (que son unas 107, más o menos), y no -como en el caso de "Psych"- de las payasadas del protagonista (al que ya desde el principio tenemos que aceptar como un gamberrete de lo más divertido y simpático, haga lo que haga).
A cualquiera que le gustase "Se ha escrito un crimen" y "Colombo" (...y Hercules Poirot o Miss Marple) le debería entretener también "Monk".