Si algo tengo que destacar de esta película es la belleza y hermosura de sus imágenes, con una fantástica fotografía creando unos paisajes en tonalidades grises rozando casi el blanco y negro y cuyos únicos tintes de color son los de las pieles de las personas y la sangre roja. Fabuloso.

Pero es que además las coreografías y las peleas son alucinantes, un espectáculo digno de destacar, convirtiendo un acto violento en algo bello, hipnótico, y hasta irreal (en el buen sentido).

Los personajes están muy bien construidos y desarrollados y todos ellos giran alrededor de una historia que toma como abanderados la ambición, la épica, el honor y el amor. La lluvia, constante durante toda la pelílcula podría denominarse como otro personaje mas y se usa de una forma muy efectista y resultona en las escenas de lucha.

La banda sonora es muy buena también y se mantiene a la altura de las circunstancias.

En definitiva, si os gustan las anteriores películas de Zhang Yimou creo que con esta no os va a defraudar ya que sin ser su mejor película consigue redimirse tras aquel pequeño bache en su carrera que supuso La Gran Muralla.

Mi nota final es de un 7 sobre 10. Quizás lo único que le podría reprochar es algún pequeño altibajo en su narración, sobre todo durante su primera hora, por lo demás todo mas que bien.