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EL HIJO DE SAÚL – OBRA MAESTRA INSTANTÁNEA



Existen momentos en que vas al cine e intuyes que lo que vas a ver, como poco va a ser diferente…, te sientas en la butaca, se apagan las luces y la pantalla se ilumina con las primeras imágenes de la película, la maquina de los sueños empieza a rodar y tú como espectador comienzas a dejarte llevar, ahora estás en manos del director László Nemes en su primer largometraje y la sensación desde su inicio te augura que vas a presenciar algo distinto, especial…

La primera imagen que vemos esta desenfocada, escuchamos sonidos de gente, pero no podemos concretar nada, alguien se acerca y tras llegar a nuestra altura, la imagen se enfoca sobre el. De esta forma tan simple pero magistral, el director nos dice, “Hey, esto es la película y este es tu papel”, vivirlo a través de este personaje, interpretado magistralmente por Géza Röhrig, que curiosamente, es su primera interpretación en un largometraje.

La imagen se nos presenta en un formato de 4:3 y salvo lo que pueda pensar alguien que todavía no ha visto la película, esto no es una pose o decisión de estilo por hacer un homenaje o cualquier otra decisión estilista como si lo es Blancanieves de Pablo Berger, algo totalmente respetable, por otra parte.



En este caso, los 4:3 se convierten en una herramienta cinematográfica más allá de para lo que fue concebida en su momento, ahora László se apoya en el formato antiguo para elevar a unas cotas altísimas, una idea de dirección que no es otra que el fuera de campo.

El fuera de campo es como dotar de una 4 Dimensión a una película, es cierto que incluso inconscientemente una película hace uso de ello muchas veces, el espectador realiza “viajes” en su mente más allá de los limites de la pantalla, pero como digo, todo de una forma mecánica que ya se da por sentado.

La cosa cambia cuando se usa como una herramienta continua, como pueden ser los efectos digitales, la música o la escala de planos, y consigues que el espectador en cada instante este dibujando en su mente acciones y sucesos que ocurren o pueden estar ocurriendo más allá de los limites de la pantalla, multiplicando el espectro de sensaciones que te puede transmitir la película, y cuando se ve y se nota que la dirección es tan sumamente precisa, es de admirar que una idea llevada a cabo de inicio hasta su finalización durante algo más de 100 minutos y no haga más que crecer en el global de la película, es para quitarse el sombrero.

Pocas películas he podido llegar a ver que usen esta herramienta de una manera tan efectiva y potente como lo hace El hijo de Saúl, seguramente de casta le viene al galgo y todo lo que aprendió junto al gran director Béla Tarr lo vemos en cierta medida reflejado en esta película, un trabajo de dirección digno de estudiar en todas las escuelas de cine.

La película, situada en el campo de concentración de Auschwitz en el 1944, nos cuenta la historia de Saúl Auslander, un prisionero-trabajador húngaro que dentro de los llamados “Sorkommandos”, se ve obligado a realizar trabajos inhumanos para los alemanes dentro de los crematorios. Desolado, muerto en vida, Saúl buscara un resquicio de humanidad y moral en el infierno en el que se encuentra, al intentar encontrar a un rabino que de paz al cuerpo de un chico sin vida al que Saúl llama hijo.



Películas sobre el holocausto existen muchísimas, pero si el fuera de campo usado junto con el 4:3, como he dicho, es magistral, para llevar la película a un nuevo hito dentro de lo que podría ser un genero propio, no basta solo con eso y László da un paso más allá realizando algo tan difícil de mantener como es filmar toda la película desde una posición muy concreta y arriesgada.

Toda película construye su propia diégesis y lo hace a partir de los índices de verosimilitud que esta es capaz de trasladarnos, para que nosotros, dicho mal y pronto, nos comamos con patatas todo lo que estamos viendo y además con mucho gusto y sufrimiento, ya que la película tira tanto de la economía narrativa y del llamado efecto corpus, no nos hace falta ver mas de 5 minutos de película para que con lo poco que se ve, nuestra mente ya preconfigurada, asimile y nos coloque en situación para entender que es lo que estamos viendo y en que posición tenemos que poner nuestros sentimientos e ideas.

Para ello, desde la narrativa, el foco cognitivo o punto de vista se coloca siempre sobre Saúl, consiguiendo de esta manera, tener una focalización interna fija, ya que a través de él y solo él, tendremos y conoceremos todo lo que va ocurriendo, él es nuestro filtro, lo que él descubre nosotros lo descubrimos, lo que él ve, nosotros lo vemos, nunca estaremos un paso por delante y cuando pensemos que si, nos daremos cuenta al instante que es su visión subjetiva.

Solo en ciertas ocasiones y muy pocas, la cámara en vez de seguir con Saúl o a Saúl, permanecerá inmóvil dejando que este abandone el plano en una especie de momento íntimo del espectador con lo que esta ocurriendo, es como una desconexión momentánea de la conciencia del personaje y en la que nos dan la oportunidad de ser nosotros y nuestra conciencia los que estemos ahí.



El campo de foco en esta película es muy limitado, cuando veamos a Saúl, siempre en planos muy cercanos, lo que esté detrás de él y a no ser que él dirija la mirada, estará parcialmente roto de foco y en otras ocasiones incluso más, por eso lo poco que podemos ver dentro del 4:3 hace que nuestra imaginación vuele, a la vez que nos crea esa sensación de angustia, de tensión y de vivir el momento muy intensamente.

La posición de la cámara y el seguimiento en casi continuos planos secuencia elavoradisimos y con unos movimientos de quitar el hipo, eleva aún más todo este coctel de decisiones de dirección acertadisimas, arriesgadas, pero muy bien elaboradas que colocan a El Hijo de Saúl como una de las obras cinematográficas mejor paridas de los últimos tiempos.

No tiene música, su banda sonora son los sonidos internos-diegéticos tanto los que vemos como los que intuimos y todos ellos son lo suficientemente evocadores y acongojantes la mayoría de las veces, como para ponernos los pelos de punta sin la necesidad de acompañamientos dramáticos.

Otra cosa para anotar, he tenido la posibilidad de ver la película en los Golem en versión original subtitulada y creo que en el contexto que se sitúa la película escucharla en sus idiomas hace que experimentemos de forma más natural y con la distancia necesaria, para no perder esa “realidad” que acompaña a toda la película.

En definitiva el Hijo de Saúl es una mirada al pasado, al interior del alma, para ver y concienciarnos del presente e incluso del futuro, de lo que es capaz el ser humano. Es dura, los ojos de Saúl nos aguantaran la mirada en muchas ocasiones y sin decirlo, nos preguntara ¿qué haríais vosotros?.

Los planos secuencia nos obligaran a mantener esa visión, incomoda, dolorosa, como de no poder apartar la mirada, en un mundo donde lo humano se resbala entre los dedos, donde la moralidad es algo de otro mundo…

El Hijo de Saúl es CINE en mayúsculas.



Añadido:

“Ser sincero no es decir todo lo que se piensa sino no decir nunca lo contrario de lo que se piensa” – André Maurois

Desde hace mucho tiempo tengo una sensación interiorizada de que las grandes distribuidoras y las “mayors” salvo que tengan algún actor de moda en su cartelera o un director, guionista, etc, que este pegando fuerte (mediaticamente), habitualmente se esmeran en dejar que las grandes películas que no entran dentro del tipo de película que quieren vender en ese momento, estén condenadas a tener muy poca o ninguna presencia en las carteleras, tenemos que darles las gracias de llevar a las masas grandes basuras y de permitir que obras de una innegable calidad tengan que cruzar los dedos a ver si algún gran festival (mediático) les hace el “favor” de descubrirlas para que cuando llegue cierto evento las vuelvan a proyectar tras ponerles el cartelito de “nominada a ********” (poner en los asteriscos los premios que queráis) y que el publico que va al cine a ver Ocho apellidos vascos/catalanes, Point Break, Transporter, Cuatro Fantásticos, Regresión (esa que nos colaron de Amenabar)… y un largo etc (¡¡ojo!! que no digo que no gusten o entretengan), se dignen a ir a verlas por que la “tele” dice que son maravillosas.

Con esto no quiero decir que el circuito comercial no traiga películas de gran calibre, es lógico que directores mediáticos también hagan buenas películas, pero llevo muchos años de ver cine “en los cines” a las espaldas y de tener que desplazarme a cines concretos a horas concretas, para poder ver, Amor de Haneke, Wiplash, Her, Departures (okuribito), Melancholia, Nightcrawler, Macbeth, Incendies, Enemy…. y un larguísimo etc…

Podríamos entrar en el debate “estúpido” de “a mi me gusta, a mi no me gusta” algo que es absurdo cuando creo que se intenta analizar por qué una película está bien realizada o no, una película puede ser una obra maestra mas allá de que alguien no la entienda, aburra o no le guste el tema (se que esto para algunos es difícil de llegar a comprender), pero varias de las películas que he puesto de ejemplo, han sido películas ninguneadas, no publicitadas, con una cuota de pantalla bajisima y ya no voy a decir de afluencia de público, para “derrepente” pasar a llenar salas porque a las distribuidoras les interesa, gracias al apoyo mediático de varios premios, hacer que el público se entere de que son grandes trabajos y que tienen que ir a verlas, si o si.

Creo que las distribuidoras y productoras, tienen la obligación moral (o deberían tenerla) de más allá de hacer dinero fácil, apoyar a los trabajos independientes o no independientes, pero de gran calidad cinematográfica y que usan el cine para tratar infinidad de temas y no cultivar y educar una masa de espectadores que se están educando con un cine que cuenta muy poco y que idiotiza aun más, ¡ojo! me encanta el cine “facil” y masticadito, pero no por ello malo, no conozco ningún genero que sea menos que otro, cine malo existe en todos los géneros, aunque la palabra genero, como etiqueta y para encasillar, sea algo que me guste muy poco.

El Hijo de Saúl ha tenido la “suerte” que otras grandes películas no han tenido y gracias a los globos de oro y su nominación a los oscar, la película se ha proyectado y “mantenido” en unas “poquitas” salas, algo de partirse cuando es seguramente la mejor película de todas las presentes en la cartelera, ¿cuantas salas hubiese ocupado de estar en el cartel Spielberg, Abrams..? ¿O si el actor fuese DiCaprio..?