Ahora el problema es que la productora sea católica que todo esté basado en las mentiras de Tim Ballard, financiado por conspiracionistas de Q Anon, y que la práctica totalidad sensacionalista de lo que se refleja es inventado... no pasa nada. Es un panfleto ultra conservador que grita "¿Es que nadie piensa en los niños?" mientras muestra escenas de brutalidad infantil.

Lo de hacer taquilla a base de que los productores compraron casi todas las entradas y se las regalaron a grupos ultracatólicos, es la guinda en el pastel.