(al que realmente acabamos viendo al final balanceándose entre los edificios de Nueva York ¡Maduración completada!). Los tráilers apuntaban la búsqueda de quién iba a ser "el próximo Iron Man" y las presiones -de Stark con su regalo, Furia, la opinión pública y las autoimpuestas por el propio Peter- para que él mismo fuera ese sucesor, acaban tornándose en todo lo contrario. Él no necesita ser eso que le piden que sea. Y cuando por fin lo entiende y se deshace de ese lastre -la conversación fantástica con Happy en el avión, sin decirlo explícitamente (cosa rara hoy en día en el cine actual) comentando que el propio Tony se cuestionaba todo y que es normal dudar, lo deja muy claro. Aquí ya no hay tutelas, ni órdenes de SHIELD, ni ser uno más entre todos los Vengadores, ni sombras en las que cobijarse o legados que te persigan. Estás por tu cuenta y tus amigos están en peligro porque la has cagado. "Voy a machacar a ese tío". El sentido arácnido en todo su esplendor y potencial como metáfora de un viaje personal. Ha costado, pero Spider-Man (y nada más) ya está aquí.