De momento esta tercera, o mejor dicho los 5 o 6 ultimos de esta tercera, está siendo el segmento con más ritmo de la serie. La primera temporada fue colosal, pero, en el fondo, pasó bien poquito. El gran problema de la serie fue una segunda temporadda mal planificada, y alargada como una meá cuestabajo, producto, probablemente de que para entonces la serie se decía que duraría siete temporadas. Eso dejó un regusto muy negativo, que marcó a los seguidores puntuales de la serie. Tan solo la finale se salvaba de la quema.
Pero esta tercera es otra cosa. Parece que la cosa se confirma que va para cuatro temporadas (de momento son las que hay firmadas, y seguramente la cosa se quede ahí), así que ya no deben alargar las tramas, sino más bien cerrarlas. El ritmo, desde el parón de la tercera, ha subido varios puntos e incluso en los flashbacks se nota. Más allá de como empezó Kate, no hubo ninguno recordable en toda la segunda temporada. En esta ya sabemos donde se hizo el tatu Jack, que éste y Claire son hermanos, como quedó Locke paralítico, y que el padre de éste es el verdadero Sawyer (y me juego lo que querais con quien querais que no me equivoco), que Sun no es de fiar tanto como parece, e incluso uno de ellos fue un viaje en el tiempo. Y el próximo, el de los nuevos, contará detalles de la isla desde otro punto de vista, para atar algunos pequeños cabos sueltos. Otro flashback interesante.
En la isla ya sabemos quien son los otros, que hubo dos grupos, sus recursos, e incluso donde viven. Todo ello, durante los primeros 50 episodios de la serie, lo desconocíamos. Llegados al 63, estamos hartos de verlo.
Es cierto que la magia de la primera temporada se ha perdido. Ya no sorprende ni maravilla. Pero eso era inevitable. Por suerte parece que le han retomado el pulso a la isla aún a tiempo de no hundirla del todo. Y aún somos muchos los que estamos dispuestos a dejarnos llevar con ella. Siempre que no se repitan los mismos errores y se siga por donde se va.