Según avancemos los capítulos, iremos dándonos cuenta de que hay varios “modelos” de argumento que se repiten. Viajes en el tiempo a lugares comunes de la historia terrestre (encubiertos en tramas planetarias o interdimensionales), desafíos a vida o muerte a bordo del Enterprise al encontrar imaginativos fenómenos astronómicos, o peligrosos encuentros con formas de vida apenas comprensibles para el ser humano. A veces, esporádicamente, también tendremos el placer de ahondar en las historias personales de los protagonistas. Y así va cuajando todo. Y puede que pensemos, que esto pudo ser el comienzo de una ciencia ficción diferente, que apunta más a la emoción del intelecto que a la provocación visual.

La tecnología merece mención aparte, por dos cosas. La primera es que a día de hoy resulta increíble la capacidad premonitoria de los responsables de la serie, con el uso de artefactos impensables en aquel entonces, pero hoy muchos demostrados y en nuestras manos. Tiempo al tiempo para la velocidad warp y el teletransporte, sin duda lo más genial. Y en cuanto al trato que se hace de ella como concepto, también es curioso lo actual que siempre resultan los debates planteados. ¿Hacia dónde enfocarla? ¿No será peligroso delegar demasiadas responsabilidades? ¿Nos hace menos humanos?, ¿podría existir una forma de vida no biológica?

En cuanto al tono es claramente positivista, en el contenido y en el contenedor. Tanto así que la fotografía, aunque muy básica, está llena de colores y luminosidad de una forma ya característica. El color, de hecho, fue reclamo especial en sus inicios. Y en la ambientación encontramos una variedad imposible de igualar (aunque ya deudora de obras como “Forbidden Planet”), con homenajes al western, los gangsters, la literatura, y la ciencia ficción de Heinlein o Asimov; con temáticas de aventuras, terror, humor y romances. Otro factor que refuerza esta sensación positiva es la falta de memoria, es decir, que rara vez se tiene en cuenta lo acontecido en capítulos anteriores, puede sonar raro, pero es como un refresco constante.

Claramente, yo aconsejo empezar por esta, la primera, la original. Y ya habrá tiempo para el Capitán Picard, y así comprender desde el principio la evolución de Star Trek, y de paso disfrutar más los cameos de la tripulación original. Recomiendo paciencia, a la mayoría les gustará.


Un saludo a todos los trekkies, y a los que se preguntan si también hay un hueco para ellos en Star Trek.

Pdt.: Es curioso como los medios, a menudo desinformados y prejuiciosos, tachan con cierto desdén a todo el universo Star Trek de alimento para frikis, mientras, por ejemplo, alaban un producto culturalmente nada ambicioso y pendiente de seguir la norma como el nuevo MCU.