De la Star Wars Lucasiana autoral, esa que yo amaba, ya no queda prácticamente nada. No respeta una sola de las bases fundacionales de la franquicia, siquiera formales, ritmo o tono; siguen sobrando la mitad de las líneas, es redundante, absurdamente solemne y dilatada de más.

Sobre este episodio, formalmente, pues bueno, pues vale. Los hay mucho peores (anillos y marveladas, sin ir más lejos). La ambientación es funcional, sin sentido de la maravilla por lo ordinario de casi todo. Hay menos imaginación en diseño que en el salón de un lupanar. En narrativa, al menos se percibe una planificación previa y un desarrollo preconcebido. Viniendo del neo-tríptico apócrifo y otros sindioses, es mucho decir. Es un episodio de transición interpretado con una intensidad innecesaria y que me ha dejado absolutamente igual. Lo más interesante del episodio, con mucho, es la chica india, que se acerca mucho a mi tipo, y más concretamente, tratar de adivinar con quién comparte catre, tal y como mencionan. Mi apuesta es la rubia, por supuesto. Suertuda.