THIS. Pero vaya, lo de siempre. Control de daños a nivel demencial (ya llevan unos años así, pobres) que EXIGE ningunear el pasado (y a la figura autoral) para, valga la redundancia, intentar controlar...lo incontrolable.
Con Marcia, Con Kurtz, con Kershner y Marquand (y aquí vamos a ser elegantes, que ambos eran entrañables), con McCallum, Con Filoni y con el último del catering que fregaba los perolos, se hacía lo que dictaba la santa polla roja del amigo Lucas, que supervisaba y CONTROLABA hasta la última coma del menú de los figurantes (que le pregunten a Coleman). Incluso en el episodio IV, la mejor entrega que JAMÁS habrá de Star Wars, hubo mínimas injerencias por la protección de Alan Ladd Junior, que ADORABA al tío y creía en su inabarcable talento y su innata capacidad para generar pasta.