Para cerrar lo del Superman de James Gunn, ya que algunos me habéis pedido que me extienda:
Respetando a quien le haya parecido fresca y divertida, para mí la película es un desastre. La voz narrativa de esta película es la de un adolescente con déficit de atención intentando ser provocador. El guion, más que una historia bien hilada y desarrollada, es como una sucesión de vídeos de tik tok, situaciones inconexas sin repercusiones, montada a hachazos.
El guion es un desastre. Lex Luthor tiene un plan absurdo y enrevesado para desacreditar y matar a Superman, pero para que funcione tiene que encontrar algo por casualidad. Eso sí, tiene un clon del héroe y no se le ocurre usarlo como impostor. Este Luthor tan inteligente tampoco es capaz de detectar unos documentos secretos que aparecen a simple vista en una foto.
La realización es hortera y efectista, llena de horribles lentes ojo de pez. La fotografía es plana y artificiosa.
El metraje está plagado de humor zafio e infantil, con una colección de secundarios estrafalarios y caricaturescos: desde rancios estereotipos de rubias tontas híper sexualizadas o nerds con gafas de culo de botella a los padres terráqueos de Clark, presentados como paletos de una comedia de Chevy Chase. Situaciones de opereta como que los vecinos de Metropolis pasen de adorar a Superman a apedrearlo en la misma escena, de un segundo al otro.
James Gunn ha contado que rechazó hacer Superman en 2018 porque el personaje no le llamaba y no sabía cómo abordarlo. Queda claro que tenía razón. Durante toda la película, Superman es vencido y apaleado, se burlan de sus valores, le llaman “perra”, le patean en la entrepierna (literalmente)…
En otras escenas, es retratado como un adolescente engreído obsesionado por su imagen pública, que inventa frases en tercera persona para quedar bien, que se altera por lo que se dice de él en redes... Un adolescente gritón e inestable, que llega a chillar a Lois de una manera que incomoda.
Por supuesto, Gunn despoja a Superman de toda su mística heroica. Las tres principales amenazas de la película (la grieta de Metropolis, el plan de Luthor, la guerra de Boravia) las resuelven otros personajes. El niño abrazado a la bandera invocando con fe su nombre resulta en el anticlímax de que Superman nunca aparece.
Tampoco inspira a sus compañeros, que se jactan de no ser como él y matan sin miramientos.
Se está diciendo mucho que este Superman es “más humano”. No es cierto: Los Superman de Donner, Singer y Snyder eran plenamente heroicos y también plenamente humanos: amaban, sufrían, se equivocaban… Gunn no humaniza, sino que vulgariza a Superman.
Esa vulgarización afecta también la mitología del personaje. Así, en vez de ser enviado a la Tierra para hacer el bien, nos revelan que sus padres kryptonianos le encargan conquistar el mundo y fecundar mujeres. Una traición en toda regla a un aspecto fundamental. El Superman de Gunn renuncia a su legado kryptoniano para ser solo un humano con poderes. Pero Superman siempre ha tenido las dos naturalezas, dos legados, si le quitas eso se convierte en un personaje genérico.
¿Algo bueno? Yo salvaría a los actores (en especial Brosnahan y Hoult), que hacen lo que pueden con el material que les dan; algunas ideas visuales y de diseño (la Fortaleza que se oculta), y el personaje de Mr. Terrific.
En definitiva, el Superman de Gunn no es solo una mala película, es un intento consciente de socavar las bases de un personaje mítico, llevado a cabo por un director que nunca ha ocultado su desdén por él.
Al final el chucho con capa resultó ser el menor de sus problemas.