De chaval, aparte del cine de psicópatas y zombies, siempre sentí predilección por el cine juvenil, que en los ochenta, tantas alegrías nos dio. Me daba igual que se tratara de adolescentes salidorros de Porkys, de Albóndigas, de Novatos, o de Tom Hanks preparando su despedida de soltero, ya fuera el cine adolescente en plan "solo queremos meter" al más abiertamente cómico, pero serio (Todo en un día) o dramático (las pelis de Coppola sobre novelas de Susan Hinton, Rebeldes y La ley de la calle) o la mezcla de ambas cosas (El club de los cinco, Dieciseis velas) me gustaba todo.
No obstante, y es raro, esta se me pasó. Ni la cacé nunca entre las estanterías del videoclub, ni la pillé en Telecinco en su momento, entre las secuelas de Tiburón y las pelis de Jaimito, sencillamente, se me pasó. Pero vista hoy en día, sigue siendo una peli muy entretenida, y al contrario que algunas de las que he mencionado, no ha envejecido apenas.
Pánico a las tres es la historia del buen estudiante modelo, Jerry Mitchell, tipico chaval con careto de pardillo, que junto a su hermana, se encarga de la tienda de articulos para estudiantes, que tiene una amiga de toda la vida que está enamorada de él, y un trabajillo en el periódico escolar. Precisamente a él le encargan hacer un artículo o entrevista al nuevo del colegio, un tal Buddy Revell, una especie de asesino psicópata juvenil callado, pero inteligente, que odia que le toquen y que solo quiere que lo dejen en paz.
La entrevista no sale como Jerry hubiera querido, y Buddy le dice que a las tres pelearán, y que nada de lo que Jerry pueda hacer o decir lo impedirá.
El resto de la película consiste, a partes iguales, en los intentos de Jerry por librarse de la pelea, y como reaccionan los estudiantes ante la pelea.
Para empezar, la idea es muy buena. A quien no le dijeron alguna vez eso de "A la salida me esperas" una idea que curiosamente, no se ha vuelto a explotar. Los actores no son precisamente famosos, el único que me suena es Buddy, que salía en Poli de Guardería, haciendo de psicópata, claro. Los demás, exceptuando algún secundario, son totalmente desconocidos. La película tiene escenas geniales, como la escena en que Jerry le paga a un matón una buena suma para que se deshaga de Revell, pero el matón salga escaldado, la escena con el guardia de seguridad cabrón interpretado por Mitch Pileggi, o la escena en la que seduce a una estricta profesora para que le castiguen, y solo consigue que la profe le de su número de teléfono (algo parecido a la anécdota que ha contado hace poco un forero ) y sobre todo, la espléndida pelea final... pero lo que más sobresale es su desconocimiento. No conocía a nadie que la hubiese visto, ni tenía más conocimiento de su existencia que un artículo en viruete.com, que despertó mi curiosidad. Una joya perdida de los ochenta, a recuperar.