Una película que, si no me llegan a decir que existe, jamás habría visto, salvo en el remoto caso de que coincidieran mis ganas de ver algo con la emisión por la tele.
Me dijeron literalmente "va de un gafe que trabaja en un casino de Las Vegas estropeando las buenas rachas a la gente". Sólo por el argumento, creí que merecía la pena verla.
Los protagonistas son William H. Macy y Alec Baldwin. Me gusta llamarlos "mis dos actores malos preferidos". No es que sean realmente malos, es que es muy difícil evitar reconocer sus caras constantemente y salirse del personaje. Sin embargo me he acostumbrado a ellos y he llegado a un punto en el que no me desagrada que ocurra eso, sencillamente me caen bien, y los dos hacen casi sus trabajos con mejores resultados.
La chica protagonista es Maria Bello. Guapísima y espectacular, la más visceral de las interpretaciones de la película. Tiene un inevitable pero incomprensible romance con Macy que hace que su mala suerte contagiosa se tambalee, dando lugar a la historia.
No puedo contar mucho más sin fastidiarla, pero sí puedo decir que me ha gustado prácticamente todo, desde la extraña concepción del triángulo que forman los tres protagonistas hasta la fotografía, que junto con el vestuario y la decoración juega con el verde de una manera maravillosa. Además participan unos secundarios que funcionan en su justa medida, del modo más variopinto, algunos son sólo un guiño de guión, otros influyen en los personajes de manera definitiva y todos tienen apariciones muy bien estructuradas.
De todos modos lo que más me gusta es la nostalgia que irradia la peli en todo momento. Uno de los personajes es un completo nostálgico, muy parecido al último Deniro de Casino, reprochando que Las Vegas se ha convertido en Disneylandia. El sentimiento que se tiene por el gafe de Macy es una compasión que me hace sentir nostalgia por el Jack Lemmon del Apartamento, y cuando acabé de verla, de hecho, me pregunté qué habría ocurrido si esta película la hubiera dirigido Wilder en los 60. Hay muchos momentos en los que veo a un señor Sheldrake y a una Shirley McLane, obviando lo que hubiera hecho Lemmon con el papel de Macy, y por supuesto la genialidad de Billy. De cualqueir modo, creo que la película coge lo mejor de los estilos de aquel tiempo y los junta con unas libertades imposibles hace unos años, tanto en cuanto a un par de detalles de técnica y narrativa como a la posibilidad de meter desnudos completos. Todo es mucho menos recreativo, formalista y esplícito que Las Vegas o Casino, siempre tiende primero al estilo sutil clásico.
Del director y guionista Wayne Kramer no sabía absolutamente nada. No sabía nada de sus otros trabajos, al parecer ha dirigido dos películas más. Me he llevado una terrible decepción al ver que es el guionista de Mindhunters, de Harlin. No la he visto y hasta ahora no lo pretendía, pero quizá sabiendo quién hay detrás, muy al fondo, le dé una oportunidad algún día.