
Iniciado por
Versta2
Buenas, es la primera vez que escribo en este post. La verdad es que nunca he seguido de cerca ningún OT, ni ganas. Incluso "me perdí" la famosísima primera edición. Siempre he sido enemigo de las maneras de enseñanza de este centro, en mi opinión tan pobres y que tan poco ahondan en los misterios insondables de la "recreación" (odio la palabra interpretación) musical. Sin embargo, algo me ha llamado la atención en esta edición, y ese algo se llama Virginia. No sabría explicarlo bien, pues se trata de algo exclusivamente musical/sensorial. La chica, desde un punto estrictamente técnico, tiene una cantidad enorme de limitaciones. Pero eso no es ni mucho menos insalvable, pues la técnica se aprende con trabajo y tesón. Pero el "instrumento" que posee Virginia me llama poderosamente la atención. No es la amplitud de registro, ni siquiera las dinámicas (volumen) de la voz, es la tímbrica la respuesta a nuestra atracción. La capacidad de su timbre, y concretamente, la riqueza de los armónicos (altas frecuencias responsables de la belleza de intrínseca de muchos instrumentos, como los de cuerda, por ejemplo) es algo innato en Virginia. Y eso no se aprende, eso es algo genético. Por ello, tenemos un instrumento muy limitado, pero de unas cualidades tímbricas que provocan grandes y fenomenales sensaciones. Salvando las distancias, es como el caso de un violín stradivarius comparado con un violín moderno (por decir algo que conozco bien). Los violines modernos tienen mejores cualidades: potencia de sonido, facilidad de manejo, rapidez de respuesta, etc. Sin embargo, el stradivarius pese a ser más débil en emisión, y de cualidades más limitadas, tiene un timbre y una calidez de sonido incomparable e irrepetible, y eso se ha intentado imitar a lo largo de los siglos con mayor o menor acierto. Pablos (o Chipper) hay muchos, de pianistas/compositores como él, están llenos los conservatorios, pero no tiene nada más que lo diferencie del resto.
En Virginia hay mucho por mejorar, pero el timbre y la capacidad de matizar siempre estará ahí. Por ejemplo, la canción CREEP de ayer. Hubieron claros desajustes en la afinación, colocación de voz y sobre todo las dinámicas. No hubo progresión dinámica, cuando el comienzo y final tiene que ser más piano y casi íntimo, provocar la desesperación y desangelamiento de esa música descarnada, la parte central debe ser llena de fuerza y potencia. Faltan contrastes dinámicos evidentes. Ese crescendo se debe acentuar, cosa que ayer no pasó. Pero esas cosas se las deben de enseñar en la academia (me río yo) o donde sea. Los armónicos de su voz...son sólo suyos. Hay que aprovecharlos. Sobre todo, es hipnótica la sensación de intimismo que puede llegar a provocar (y eso que todavía le falta camino por recorrer).