Se me olvidó usar en mi lista esa palabra tan importante: TONO.
Qué bien manejaba Cameron esas ligeras dosis de humor dentro de una historia seria y sobria, sin secundarios graciosetes, con un casting que sirve a la historia que quiere contar la película, no para ser políticamente correcto y para contentar a diferentes etnias/géneros.
El terror que causaba el T-800 del primer Terminator, la desesperación de no saber cómo acabar con el T-1000 en T2 y el temor antes las consecuencias de no salir airosos. Queremos de vuelta esas sensaciones, pero con ideas nuevas. STOP REFRITOS.