Vista anoche. Eramos 3 personas en la sala (un lunes a las 22h, bastante normal).

Sobre el papel, un proyecto interesante, en el que De Niro interpreta los dos papeles protagonistas en el enfrentamiento real entre Frank Costello y su amigo/enemigo Vito Genovese, mediante viñetas, a lo largo de un período de unos 70 años (con rejuvenecimiento de por medio en varios tramos). Dirigida por un director tan competente como Barry Levinson y escrita por nada menos que Nicholas Pileggi, guionista de Goodfellas, Casino o El irlandés.

Pero es un proyecto rotundamente fallido. Principalmente porque todo huele a rancio. Absolutamente todo. Desde el trabajo de dirección al de guión e interpretación. La presencia constante de unos personajes siempre ancianos, hablando constantemente de "los viejos tiempos" y con diálogos de relleno más que vacuos... acaban resultando profundamente incómodos. Baste decir que la edad promedio de las cabezas pensantes de esta película es de 83 años. Y se nota.

Ese sistema de emplear episodios de la historia de la mafia para llevarnos de la mano por la trama, también falla cuando prácticamente cada uno de esos episodios lo hemos visto de un modo u otro en las obras magnas anteriores referidas a la mafia. Tenemos escenas tomadas directamente de Casino, El Padrino, etc etc... pero sin nada de inspiración y con ese aroma a cerrado y rancio que inunda el metraje.

De Niro, el motivo principal por el que entré en la sala, simplemente da lástima. La edad le ha llegado y sobrepasado para cosas aquí, y ni siquiera cuando le caracterizan para parecerse a Scorsese hablando a la cámara dibujé media sonrisa. No, no disfruté de verle en pantalla en ningún momento. Y que conste que en la reciente Zero Day de Netflix, me pareció todo lo contrario.

He salido incómodo del cine. Disfrutando solo de los últimos 20 minutos, y de manera relativa, con una viñeta (la redada accidental de Apalachin) que en cualquier cinta de los Corleone hubiese durado tres minutos como trama secundaria, y parece más propia de una película de los Coen.

Esta cinta, hace 20 o 30 años, hubiera tenido más sangre en las venas (y en las manos), y hubiera sido otra cosa. Nos ha llegado demasiado tarde.