El de Sam Raimi lo tenía, pero es cierto que lo usaba con cuentagotas. Eso sí, las escenas en que sí "le zumbaba" son fantásticas. Por ejemplo, en el primer Spider-Man en el Instituto justo en el momento previo a la pelea con Flash Thompson o, sobretodo, en la segunda, cuando el doctor Octopus lanza un coche a la cafetería en que están charlando Peter y Mary Jane. Ésta última es brutal.