Sin contar con que John Ireland era uno de ésos -buenos- actores que por lo regular, pasaban desapercibidos. También salía en Espartaco (intepretando a Crixo, uno de los compañeros del tracio rebelde). En general, se echa en falta algo más de trasfondo para éste y para otros personajes de la película, Cleandro, el esclavo ciego, que no se sabe muy bien a quién obedece, Timónides, el liberto filósofo, del que se adivina, puede ser cristiano, Vérulo, el gladiador del que, al final, se averigua que tiene un sorprendente pasado, y suma y sigue... Probablemente, es cierto que los personajes secundarios de esta película son casi más interesantes que los principales.
Una pena que la película se la pegara en taquilla, en una época en que el péplum empezaba a estar pasado de moda. Si hubiera tenido éxito, hoy en Madrid tendríamos unos estudios de cine comparables a los de Cinecità en Italia. Donde estuvo el descomunal set, ahora hay una urbanización de lujo...
A mí es una película que me encanta, entre otras cosas, porque me parece muy emotiva y muy atípica. No hay muchos péplums en los que veas nieve, bosques de pinos, niebla, mal tiempo, música de órganos y mandolinas, con los cristianos que no aparecen ni por el foro -nunca mejor dicho- (y éso que en esa época ya daban bastante que hablar: sin ir más lejos, se sospecha de que Marcia, la amante de Cómodo, que no sale en la película, era cristiana), donde todos van bastante tapaditos y no hay escenas de banquetes decadentes con bailarines negros poniendo caras. Y además, Alec Guiness se parece mucho a la famosa estatua ecuestre de Marco Aurelio (fue de las pocas que se conservó durante la Edad Media porque entonces se creía que representaba a Constantino, el primer emperador cristiano; a pesar de la imagen de mesura y ponderación que se da de Marco en la película, lo cierto es que ordenó algunas persecuciones bastante sangrientas contra minorías religiosas):
Y la banda sonora de Dimitri Tiomkin: