Eso que indicas, de manera tan sencilla y eficaz, es para mí uno de los elementos definitorios del cine de Anderson: lo original frente a lo ridículo y muy buena esa relación con Luhrmann, que a veces de originales (y estéticos) hacen algo más que rozar el ridículo. Pero no sé, puede que por eso mismo me guste Anderson, Luhrmann, o Aldomóvar o Dolan por ejemplo.
Pensando en el tema, creo que también se puede llegar a rozar el ridículo desde el otro extremo, desde la frialdad formal, porque también me encanta Cronenberg y muchas cosas de von Trier, que creo que también, han rozado eso, el ridículo con propuestas tan arriesgadas y frías como Crash o eXistenZ, o ese minimalista Dogville.
Saludos