En relación a Manhattan, lógicamente no puedo discutir. Si tú que llevas ocho años ahí viviendo dices que no hueles Manhattan, será por algo. Para los que no hemos tenido esa oportunidad hemos acabado asumiendo un concepto que seguro estará equivocado. Será otro tipo de esencia, y nos hemos quedado con la percepción de que lo que le da ese encanto tan particular a la película es la esencia de la ciudad, pudiendo tratarse de otro tipo de encanto totalmente diferente.
De acuerdo con el tema de Vicky Cristina Barcelona. Ahora bien, tiene un problema. La historia recogerá mejor su manido tema de las relaciones, pero creo que en calidad en muy flojita. No le salió bien la película, o al menos no tan bien como ese material podía haber sido.
Y aquí a lo mejor te sorprendes, pero no puedo estar más de acuerdo con el final de Manhattan. Subrayo cada una de tus palabras respecto al final. Ahora bien, no me llames melancólico pero creo que te falta otro ingrediente.
Creo que, a pesar de lo que dices, no deja de haber una humanización en el personaje Woody. Y eso es lo que me gusta. No se trata de buscar la melancolía del espectador, sino del propio Allen.
Toda la razón en que si no hubiera roto con Keaton él no hubiera caído en su amor por Mariel. Pero eso es, al fin y al cabo, la vida. Y a veces, aunque suene mal decirlo, necesitamos un buen "hostiazo" para darnos cuenta de lo que hemos perdido.
Cierto que Allen lo viste con un halo romántico, pero no creo que sea un tramposo al hacerlo; puede permitírselo. Ahora bien, más que canalla (que en cierta manera también) veo a un hombre que la ha cagado hasta el fondo, pero que es consciente de su error y quiere remediarlo.
Durante toda la película vemos a un Allen que no se siente seguro con Mariel por un tema como la edad. Y está tan puñeteramente convencido que no ve las alegrías que le proporciona su relación. Una película por la noche, comer comida China en la cama... Si te das cuenta, con Keaton establece otro tipo de relación, más acorde con la pasión momentánea. De hecho, es capaz de conseguir que desde el primer momento no des un duro por la pareja. No sabes como terminará, pero te das cuenta de que no llegará a buen puerto.
Cuando la pierde, para mí se produce el comentado momento de humanización en Allen. Todas las cosas que nos hacen felices diariamente muchas veces pasan desapercibidas, y ese en el momento antológico del sofá, recordando esos momentos, cuando Allen cae en la cuenta.
Todos a lo largo de la vida podemos acabar siendo egoístas, incluso admito el adjetivo canalla. Estamos acostumbrados en las películas a la redención. Lo típico hubiera sido que, estando con Keaton, se hubiera dado cuenta de lo mucho que quiere a Mariel. Pero eso no es la vida real. Sin ánimo de repetirme, a veces necesitamos un gran golpe para despertar de nuestro egoísmo y decir a la vida "vale, me he equivocado". Y eso es lo que me gusta de Allen y de esta película atípica en su final.