Vista en Festival de Cine de San Sebastián.
Ruben Östlund sigue en la senda de sacar lo peor del ser humano, o al menos, la parte más egoísta del mismo.
Con una crítica no muy disimulada sobre el arte contemporáneo, aunque no del todo negativa, siendo más bien una crítica a todo lo que puede llegar a rodear una obra de arte y el snobismo de algunos sectores.
El protagonista, Claes Bang, eclipsa la película, sobre una Elisabeth Moss en un papel muy distinto a lo visto en ella hasta ahora y pasando por encima de un Dominic West que tiene una presencia testimonial. Por momentos me ha recordado a Haneke, por otros, a La gran belleza de Sorrentino.
La película es merecedora de todos los premios que obtenga, sin lugar a dudas.