Y esa fue su gracia, presentar un humor grueso, incorrecto y cruzar ciertos límites en la gran taquilla española.
El resto de sus films son un meme. La primera también era mediocre, para mí, pero que levante la mano quien no la ha visto varias veces y no ha soltado sus buenas carcajadas. Un placer culpable.
Ahora mismo, Santiago, tiene material para hacer una película de sátira arrolladora, pero creo que se quedará en la orilla o, al menos, sólo orientará los cañones a los que a día de hoy no le subvencionan.