Cambiando de tema, inquietante el asunto del transplante no autorizado por Woody de su caja sonora. Me recordó aquella leyenda urbana sobre una persona que fue raptada y drogada y que al despertar descubre con horror una herida en su espalda que indica que le fueron robados sus órganos. Y lo peor es la resolución: todo justificado por el sueño de “tener un niño” con el beneplácito de Woody. Si lo que se quería era un acto de comprensión y generosidad, mejor que Woody le hubiera donado voluntariamente su caja.