Sólo decirte, querido amigo, querido luchador a contracorriente, que se han cumplido hoy tres años desde que nos dejaste. Escribí en mi firma un texto que todavía conservo. Y aunque no lo conservara, lo llevo en mi interior. Porque tú me ofreciste tu amistad eterna, y las vivencia que tuvimos son el mejor bagaje que me llevé de ti. Eras impetuoso, sincero hasta la extenuación, amigo de tus amigos, mal relaciones públicas de ti mismo, y una de las personas más inquietas y creativas que he conocido.
Así que aquí queda este recuerdo. El libro Lágrimas de papel ha salido a tiempo para rendirte otro nuevo homenaje. Las buenas críticas que estamos recibiendo mi hijo y yo son para ti. A él, desde niño, lo apoyaste, creyendo siempre en su potencial, en su futuro. Y lo hiciste siempre de forma desinteresada. Él no olvida cuando, en los rodajes, le dabas consejo pero fuera de la vista de los demás. Grande, muy grande.
No se me ocurre de momento otra cosa que colgar una foto tuya para más recuerdo, campeón.
La luna llena te echa de menos.