Pero de esa forma asumimos que todos hemos de saber ciertas cosas perse, como el hecho de que muchas editoras al etiquetar sus productos en formato físico no hagan distinción alguna entre uno y otro Spanish, con lo cual, cualquier neófito en la materia que acabe de introducirse en este mundillo y que se encuentre por Italia y entre a una tienda y compre ésta edición, ha de saber o conocer que existe la posibilidad de que ese español etiquetado no sea el de Esapaña auque se encuentre en territorio de la union europea y el Español sea una de sus lenguas oficiales.
En definitiva, que damos por hecho que es el consumidor final el que ha de saber con certeza ciertas cosas que e realidad no le corresponden conocer. Sin embargo, esta mala praxis de algunas editoras al etiquetar sus productos debería acabar, y nosotros, todos, como consumidores que somos tenemos derecho a que se nos informe correctamente a la hora de comprar para saber a qué atenernos.
O sea, que aqui quien tiene la culpa es la editora por no especificar o etiquetar correctamente el producto, y resulta que el malo de la película es el consumidor que en el ejercicio de sus derechos como tal efectúa la devolución.
Si se devolvieran a miles todas estas películas mal etiquetadas o con información insuficiente acerca del español que contienen, os aseguro que hace tiempo que vendría todo perfectamente etiquetado o debidamente especificado, pero como aquí el malo de la película es el consumidor en lugar de la editora, pues tenemos lo que nos merecemos, que es tener que ir vergonzosamente haciendo encaje de bolillos por todos los mercados a ver qué español es el nuestro. Es patético, pero es así