A mí no me extraña lo más mínimo que la gente, en general, haya ido a por la de Vinegar. Su diseño es más rompedor y, en general, el comprador de este tipo de ediciones ya está convencido y habituado a los rediseños modernos marca de la casa; signo de los tiempos. Y segundo (y no menos importante), porque mucha gente no habrá ni siquiera accedido a la de Melusine (por agarrarse a lo primero que encuentran y no percatarse del enlace, por simple desconocimiento o por pura pereza para no estar comprando en otro sitio; esas cosas suceden).
En mi caso, teniendo acceso al diseño que parte del cartel original tanto en su imagen (si bien ampliada y coloreada, aunque con sentido: acorde al tono que refleja otro cartel alternativo de la obra) como en la tipografía de su título, no tuve ninguna clase de dudas a la hora de escoger. Más aún cuando la slipcover interior tiene imágenes de Brando y Schneider. Aparte, que la de Vinegar es que me parece directamente fea.