Necesitamos más nits, miles de nits... los nits son la esencia del cine. Tanto da que no tuviéramos puñetera idea de su existencia hasta la era del 4K. Quiero quedarme ciego, fundirme la retina, que mirar la pantalla sea como mirar directamente al sol, o mejor aún, el mismísimo rostro de Dios.
No sé cómo es posible que nunca haya vuelto a tener esa sensación de realismo y espectacularidad como la que tenía yendo al cine de pequeño. Claro, entonces no sabía, como sé ahora, que esas proyecciones no superaban los 50 nits. Reniego de mis recuerdos, escupo en mi memoria. Por fin he visto la luz.