No es raro, es sincero. Disney, que no es precisamente una ONG, hace lo que le conviene. Y me parece bien que obren pensando en sus intereses. Aunque si pensasen también en el interés de sus trabajadores sería estupendo. Porque les encanta sablar a sus actrices, según parece. Cuando se trata de la pasta no parecen ser muy feministas. Pues anda que no hay hipocresía en Hollywood.