Así de serio no lo hacía, pues era el encargado de ensayar con ellos la entrega, y después, en la mesa, el día de la graduación, los entregábamos los cargos de la universidad, por lo que siempre tenía un guiño cómplice y simpático con ellos. En este caso seguí las instrucciones del director, nada más. Por eso digo que me veo raro...