Recopilación de relatos terroríficos de un autor alemán maldito y poco conocido, debido a su filiación con el partido nazi, algo parecido a lo que ocurre con Hanns Heinz Ewers (y seguidor, Strobl, al parecer más fiel a las doctrinas de Hitler, sin los claroscuros de Ewers). En todo caso, leyendo a ambos, no se detecta en sus relatos fantásticos -menos mal- señales aparentes de discursos fascistas o ideas adoctrinantes. Pero vamos al grano.
Se nota en Strobl (o al menos así me lo parece) más seguridad, confianza y habilidad, cuando entra en los terrenos más explícitos, grotescos y malrolleros (en cambio Ewers se movía perfectamente en el puro melodrama, de romanticismo negro, en esos dos soberbios relatos del género, que son de lo mejor de aquel libro y comento más abajo*), pero cuando se baja "el tono" y, por la historia, van más hacia lo sutil, no parece desplegar el mismo interés, ni ayudar a remontarlo con los desafíos estilísticos que sí emprende en los otros relatos, debatiéndose entre historias algunas entretenidas, otras regulares y algo anodinas.
Pero aún así -y olvidando las historias más flojitas que hay, como tenía también Ewers ... y casi que cualquier otro escritor- hay ORO aquí, especialmente:
-La Cabeza: La Obra Maestra del libro, que trata sobre ... la cabeza decapitada de un hombre. Paris. Revolución. La guillotina. El relato nos describe con mórbidos pelos y señales las sensaciones (físicas ... y metafísicas) del decapitado, con un portento de estilo e inquietud que ya solo es suficiente con ello para llamar clásico al cuento. Pero hay más ... la cabeza acaba junto al cuerpo (sin cabeza) de una mujer, estableciéndose de alguna manera, para el hombre (bueno, su cabeza) una conexión con las sensaciones de la mujer (me recordó vagamente el film "Frankenstein creó a la mujer (1967)" de La Hammer). Y por si fuera poco ... resulta que dicha mujer era ¡una vampira!. Contemporáneo prólogo y epílogo del relato, además, perfectos. Un 9.5
-El hombrecillo de la sangría. Historia de un vampiro, con cierta explícita sorna (habitual, por lo que veo en Strobl), que se hace pasar por médico para entrar a un monasterio y proceder a la habitual sangría de las monjas ... jeje. Climax final deliciosa y maravillosamente grotesco (otra vez, típico en Strobl). 8.5
-Gestos malditos. Historia de fantasmas. Un jóven pierde a su novia (ella muere) y todo interés por las relaciones sociales. es convencido por un compañero de Universidad, a ver una representación "teatral" que incluye cementerios y máscaras zombis y fantasmales sobre el escenario. Bajo una máscara percibe "gestos" muy familiares. Atmósfera tétrica y malrollera muy conseguida. 8.5
-Tres cuadros al estilo de Jerónimo Bosco. Tres historias lo componen, destacando "La sirena" (9), fábula de formas sutiles y emocionante (en este caso Sí funciona Strobl, más allá de lo demente, sórdido o truculento) muy bien escrita, con una sirena herida en la playa, y el muy religioso pueblo dudando entre abandonarla a su lento desangrado, o matarla a golpes directamente; y "El juez de las brujas" (9), con un juez inquisitorial, de llegada a su casa tras ajusticiar a unas brujas, esperándole allí el mismísimo diablo, y acabando con -otro- climax grotesco pero alucinante. Completa el terceto, "En la encrucijada" (8), muy bueno y extrañísimo, con tres brujas gigantes y sus sórdidos entretenimientos.
Me queda por leer, al parecer -y por lo menos- otra gema reluciente: "La monja mala", de ya explícito título.
*Comento de paso, si es de interés para alguien, la reseña del libro de Ewers, que elaboré en su día:
Volumen de relatos fantásticos (aunque lo fantástico sea más bien vago y elusivo en muchos relatos) de un autor alemán maldito (por) ligado al movimiento nazi, con el que tuvo una turbulenta relación, entre atracción y rechazos (no mostraba antipatía por los judíos –sí mucha más por otras etnias y razas- deseando incluso una gran nación Germano-Judía, aunque sí creía al sufrido por entonces pueblo alemán, como incomprendido y merecedor de ser “faro del mundo”).
Esperando un clásico, pero tonto (lo reconozco, tengo algunos prejuicios / ideas preconcebidas) "si no es conocido, no debe ser bueno" ... pues craso error. Son 19 relatos, de mucha diversidad temática y tonal: de terror puro, a casi alegorías, más a lo melodramático, otras incluso lo cómico y otras que acaban en final críptico. A veces funcionan, algunas otras resulta un poco banales. Afortunadamente hay más de lo primero.
El relato más famoso es “La Araña” (le doy un 8.5), una variante de otra historia clásica anterior (“El Ojo Invisible” de Erckmann-Chatrian) y que realmente es MUY bueno. Una habitación, en la que varios de sus huéspedes se han suicidado, colgándose, en los mismos días (viernes) y horas (6 de la tarde). Entre los ingredientes: una muchacha vecina, en otra habitación de la casa de enfrente; y una extraña araña negra-azulada que ronda por ahí… Magnífica: macabra y siniestra, como dice la portada, es lo que mejor la define. Otro gran relato, es “La Mamaloi” (otro 8.5), que penetra, con sugestivo poder, en el tema del culto vudú en Taití, incluyendo gráfico sacrificio de infantes y un hombre (de moral reprobable, como muchas veces en el autor, que la debía compartir en varios aspectos) con peligrosa relación amorosa con una nativa, lideresa en los cultos. Magnífico.
Entre otras historias, destaco estas: el perverso “La Jóven Blanca”, con sospechosa y oscura ceremonia jetset-esotérica, atendiendo al espectáculo bloody de una niña; “C.3.3.”, protagonizado por el propio Ewers y un Oscar Wilde especulando sobre “la vida es un sueño de otro ser”, ser grotesco no necesariamente agradable; “La Salsa de Tomate”, uno de los desarrollados nada menos que en Andalucía (si, la Andalucía, de España) y bastante truculento, basado en un juego, duelo casi folklórico terrible; “La esposa de Tophar”, interesante relato de intriga urbano-vecinal, con misterios del antiguo Egipto.
Mención aparte para dos sensacionales historias de corte romántico: “La última voluntad de Stanislava d’Asp” (un 9), con gran influencia de Poe, de tono pareciera que más prosaico al principio que el autor de “Metzengerstein”, pero que estalla en un final dramático, cruel y temible, que rivaliza con los de su predecesor y realmente memorable (todo el relato es estupendo); “Eileen Carter” (un 8.5), otro relato, delicioso, dolorosamente romántico, aquí ya sin elemento sobrenatural o weird alguno, pero complejo, emocional y, en realidad, como todas las historias de amor que se precien, de contornos poéticos y emociones huidizas e inexplicables, discurre un fondo de lo extraño.