Patear patear y patear, es el mayor consejo existente. El centro de praga, con sus callejuelas, tiene un encanto en cada rincón...
Yo fuí en pleno invierno y pese al frío, era mágico. Me encantó y volvería, pero en verano.
El metro y el tranvía son bastante accesibles y comprando un bono semanal no tendrás problemas en viajar rápido entre las diferentes zonas (aunque ya digo que lo mejor es andar).