fernandosanzl dijo:
Si te buscas la vida en Praga se puede comer a precios irrisorios. Aunque eso sí, hay que huir de los lugares turísticos y adentrarse en las viejas tascas praguenses que son una maravilla. Aunque tienes razón en una cosa, y es que me pasó que comiendo solo en un pequeño restaurante a la hora de pagar alargué a la dueña un billete de mil coronas, todo lo que llevaba encima pero que era suficiente, y por una pequeña imperfección en el mismo (un corte chiquitito) me lo rechazó, haciéndome entender que debería dirigirme a un banco para que me lo cambiasen. Tampoco aceptaban tarjetas de crédito, y durante un momento me vi en una situación bastante desgradable en la que nunca me había encontrado antes. Afortunadamente la mujer debió de verme cara de buen chico y me dejó salir a buscar un cajero automático (muy útil que me resultó haber aprendido su equivalente en checo, bankomat, ya que ni ella hablaba inglés ni las cuatro palabras que aprendí en el idioma nativo facilitaban nuestra comunicación). Ganas me dieron de largarme y no volver, porque las mil vueltas que tuve que dar hasta encontrar uno, recién comido y bajo un sol abrasador, no me disponían al mejor humor. Pero en fin, al parecer si no buen chico al menos malo del todo no lo soy, y muy formalito volví y pagué. El billete en cuestión lo colé más tarde en otro establecimiento donde no me pusieron ningún reparo. Eso sí, la comida estaba de muerte. Riquísima.Preciosa ciudad y poco que añadir a lo que ya te han dicho. El unico pero, los precios en restaurantes-tabernas, son mas gitanos que nosotros, a lo mejor fue porque fuimos un grupo grande, pero las cenas eran a bronca diaria. Sobre los hoteles me callo, 300 € al dia y cuando voy a pagar no estaba incluido el desayuno, menos mal que pagaba la empresa.
También me pasó que sentado en una terraza del barrio judío con unos amigos vinieron a sentarse a nuestro lado un grupito de españolas a las que en seguida nos unimos. Una de ellas pidió algo de comer, no recuerdo lo que era, con dos cubiertos para compartirlo con una de sus amigas. El camarero se negó en redondo. O cada una se pedía lo suyo o no podían compartir. Pobre, no sabía con quién se las veía (españoles...), porque en acción de protesta nos quedamos una hora larga sentados a las mesas con apenas algunas bebidas que ya habían sido encargadas antes. Y claro, el tipo no podía echarnos. ¡Qué risa!
En fin, que para ciertas cosas son un tanto especiales, pero pese a todo amo a Praga por encima de cualquie otra ciudad. Que la disfrutes.![]()