He visto esta noticia que me ha llamado la atención porque no sabía que el 3D estaba tan avanzado. De hecho siempre me he preguntado que había pasado con las imágenes en 3D con sistemas holográficos de las que tanto se habló hace muchos años.
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Sólo en "salas selectas" parece que se exhibirá una versión de Harry Potter con 20 minutos en tres dimensiones. Lo que sucede es que ya parece que no es la experiencia mareante y un tanto incómoda que, en el fondo, resultaba la historia de ver una mosca delante de tus ojos y mover las manos para espantarla. En The Economist, publican hoy($) un artículo que califica la nueva experiencia del 3D como una especie de festín visual.

Se ha hablado de ello, pero las razones que impulsan al asunto son evidentes y tienen, potencialmente, la posibilidad de ser una revolución que devuelva el espectáculo a las salas de la forma en que lo aprendieron nuestros abuelos: una guerra de las galaxias en 3D en la que el espectador se vea en medio de los disparos, promete.

Veamos: no es mucho más caro. Para una película de acción de Hollywood se habla de 5 millones más de dólares (lo que no es tanto si tenemos en cuenta que es el caché habitual de Antonio Banderas). Para animación de 15 millones más. Pero, esto es lo divertido, es aquí donde hay más beneficios. Mejor aún: las películas en 3D hacen tres veces más taquilla el primer fin de semana que las convencionales. Puede que sea mientras dure la novedad, pero el primer fin de semana condiciona toda la rentabilidad.

Y queda el bingo: a ver quién piratea esto. De nuevo, por el momento. Pero crear una nueva experiencia de ocio (y cultural también, ¿acaso no abre nuevas posibilidades expresivas que ahora no se pueden utilizar?) que atraiga a las grandes audiencias de forma efectiva (es decir, competir favorablemente por su atención en un mundo repleto de alternativas de ocio) puede estirar la tradición de ir a la sala bastantes años más, pues seguramente ofrezca su tamaño ventajas sobre cualquier experiencia hogareña. Aunque todo está por venir.

¿Y el cine español? A esos costes... Pero la tecnología baja de precio (supongo que complicará elementos de rodaje y todo es posible: lo que no se puede copiar es el talento y la creatividad). Aún así, al igual que ningún medio ha matado al anterior, el cine tradicional tendrá su refugio artístico, seguramente más minoritario, frente a experiencias interactivas de gran dimensión, videojuegos, etc. Nadie decía que Tintín fuese cultura hace muchos años y ahí lo tienen, entreteniendo generación tras generación convertido en clásico. Veremos a los artistas reclamar la cultura existente en los juegos en red y otros entretenimientos tenidos por "perniciosos".