Mmmmh..., puede. Yo es que más que elucubrar sobre quién haría del conde (a fin de cuentas hay multitud de jóvenes actores británicos muy competentes y poco conocidos de los que se podría echar mano) de lo que me preocuparía es de quién va a ser el nuevo Terence Fisher, ...¡que a ese sí que no hay Dios que lo reemplace!