Por fin he podido hincarle el diente y la verdad es que no me ha decepcionado. Leyendo las críticas, éstas han sido dispares; algunos -entre los que me incluyo- han quedado entusiasmados, mientras que otros exponen su malestar mediante argumentos respetables y que merecen ser tenidos en cuenta. Lo cierto es que estamos ante una serie que intenta racionalizar lo irracional y quizás sea eso lo que a muchos ha echado hacia atrás. El guión se recrea en los detalles, las conversaciones, los dilemas morales de todos y cada uno de los personajes, dejando a la postre dudas sobre ideas preconcebidas que la prensa inoculó en su día sin ningún rubor. La acción, cuando tiene lugar, está bien rodada. Aun así no hay tanta como uno pueda esperar. La trama se concentra en los personajes de ambos bandos, subrayando especialmente sus disputas, así como sus divergencias morales. Los actores están todos fantásticos y sinceramente no entiendo que solo hubiera una nominación en los Emmy para John Leguizamo. Es una obra coral en la que Taylor Kitsch se sacude definitivamente su fama de actor mediocre. Actrices emergentes como Melissa Benoist y Julia Garner tienen su momento y lo bordan. Por último, medio casting de la inolvidable serie de HBO "Boardwalk Empire" (Michael Shannon, Paul Sparks y Shea Whigham), todo ellos magníficos.
Aquel que busque un alegato sin fisuras entre el bien y el mal quedará decepcionado. El que se sienta atraído por algo más complejo, donde tanto el bien como el mal se encuentre en los detalles, debería darle una oportunidad.