Una mujer en Valencia ha tenido los cojones de hacer lo que a todos nos gustaría en un caso de violación.
Después de 7 años en la carcel por violar a una guaja de 13 años, le dan un permiso a este hijo de puta, con tan mala suerte (para la mujer que se lo encontró) que se fue a tomar algo a un bar de al lado de donde viven madre e hija. La hija lo vio y se lo dijo a su madre, que se acercó a la gasolinera de enfrente del bar y llenó una botella de sin plomo 95 (ese miserable no merecía más).
Entró en el bar y le preguntó si se acordaba de ella. El otro pasó de ella, o no se acordaba de lo que había hecho, o sí y le daba igual, lo que fuera. El caso es que lo roció con la gasolina y le prendió fuego.
Olé sus cojones. Espero que el juez no se cebe con ella.