Por fin ha llegado la amazona de DC a nuestras salas precedida de unas excelentes críticas (los maletines este año han debido de llegar tarde). Una película que, si bien se puede decir sin rubor que es una película (por fin) entretenida y respetuosa con el personaje, no es menos cierto que hay algunos males heredados de otras películas que podrían haberse ahorrado.
Que la película funcione se debe sin duda al buen hacer de su directora, Patty Jenkins. Da lustro a un guión en parte respetuoso con el origen del personaje, demuestra que tampoco era tan difícil hacerlo bien, que no hacía falta volverse loco intentando inventar la rueda y que mirar al pasado (y a la competencia) no tiene porque ser necesariamente malo si se sabe mirar al lugar correcto. Nada menos.
Es evidente que resuelve con nota la papeleta de la dirección, se centra en contar la historia y no en molarse como cierto director, pero sí que se la puede achacar un excesivo uso de la cámara lenta que llega a exasperar, pero por lo menos las escenas de acción funcionan cuando lo tienen que hacer y la historia fluye sin sobresaltos caprichosos.
La película deja bellas estampas como las desarrolladas en Temiscira o la recreación del Londres de principios de siglo XX, que demuestran un notable diseño de producción, aunque hay que decir que el cgi es un poco deficiente algunas veces debido seguramente a las prisas de este tipo de producciones.
Sigo sin ver del todo a Gal Gadot como Wonder Woman, aunque no se puede decir ni mucho menos que esté mal, por lo menos está bien dirigida y excelentemente arropada por un Chris Pine con el que tiene una buena química y por una buena colección de actores entre los que sorprendente ver a Robin Wright.
Pero si hay una cosa que se le suele achacar a este tipo de producciones (y no sin razón a veces) es la poca entidad de los villanos que aparecen en ellas. Esta película no iba a ser menos y lo que es peor, se ve potenciado y nos “regala” a unos de los villanos más desastrosos que se han podido poner sobre unas páginas de guión y que si no se cargan la película es porque afortunadamente su metraje (tal vez con buen tino) está reducido a la mínima expresión.
Seguramente sería injusto culpar a Danny Huston y a Elena Anaya de lo desastroso de sus personajes, pero es que están horriblemente escritos, llenos de clichés de malvado de opereta y científica chiflada y poco pueden hacer con ellos nada más que poner sus caras de maloso “random” de turno. Y no voy a hablar de “su plan” porque agujeros de guión y estupideces los podemos encontrar y hasta pasar por alto en otras muchas películas, pero es que aquí ya hay que “comprar muchos pulpos”.
Spoiler:
Debido a lo mal que están trazados y escritos los antagonistas de los héroes, el tercer acto de la película casi acaba siendo un salto al vacío del desastre, aunque la sangre no llega al río, por lo menos hay cosas rescatables y no llega a cargarse el buen hacer de los minutos anteriores.
Parece que en Warner/DC han empezado por fin a corregir el rumbo, aunque esperemos que no sea un espejismo. Era sangrante ver que otros medios como la televisión fueran capaces de adaptar a algunos de los personajes con un cierto respeto y en el cine no fueran capaces ni de acercarse (con excepciones).
Aunque me llego a preguntar que pensarán ahora los críticos con la competencia sobre los chistes y los chascarrillos (que bienvenidos sean, por otra parte).